Emilio Duró es empresario, profesor y conferenciante y ha hecho de su optimismo irredento y su verborrea su mejor producto. Un optimismo, que sumado a la pasión por tu trabajo y los conocimientos necesarios,  son para este motivador profesional los vértices de las virtudes necesarias para triunfar “en el mundo que viene” y, en realidad, en cualquier mundo conocido.

“Antes para buscar trabajo se valoraban los conocimientos, pero estamos pasando a un mundo en el que los conocimientos cambian tan rápido cada vez se valoran más las actitudes,  la forma de ver la vida, la pasión, el entusiasmo”, explica Duró a los asistentes a la conferencia en el marco de la II Feria de Empleo Joven de la Cámara de Comercio.

Duró tiene olfato para anticiparse a las tendencias y sabe que la esperanza de vida se alarga inexorablemente y nos encaminamos “a un mundo con una vida a más de cien años”, notablemente envejecido y en el que el trabajo lo asumirán las máquinas, “y no podemos estar 50 años paseando por la playa”, avisa.

Un mundo que requiere un cambio de planteamiento y para el que Duró ofrece una receta con solo tres ingredientes: optimismo, conocimientos y pasión. “No se trata de reír, sino de la capacidad de enfocar al futuro, no al pasado”, explica. “Y si vamos a vivir más de cien años necesitamos algo que nos apasione”, resume el conferenciante. La clave está, explica Duró en que no basta con vivir más de cien años, sino en cómo vivirlos.

Duró pone en práctica su apología del optimismo y confía en que se avecina un mundo “maravilloso”, “fantástico”, en el que el trabajo no será un castigo divino y en el que habrá tan pocos jóvenes “que se los van a sortear”. “Si alguno tiene un hijo en el paro que se espere, que se lo van a rifar”, augura, prometiendo que “cualquiera que os diga que se va a vivir peor os miente, vuestros hijos vivirán mejor que nosotros”.