Los padres temen por la corrupción de sus hijos en el Instituto de Idiomas dentro del Campus


Los padres temen por la corrupción de sus hijos en el Instituto de Idiomas dentro del Campus

- No quieren que sus hijos se mezclen con el ambiente universitario de “porros y pastillitas”

- Lamentan que nadie les informara de la nueva ubicación al hacer la matrícula y reclaman a la institución educativa la devolución de la matrícula para retirar a sus hijos

“Eran las siete de la tarde de una tarde oscura, fría y lluviosa del mes de diciembre. La noche reinaba ya cuando la inocente Montse abandonó su clase en el Instituto de Idiomas. ‘Bye bye’, dijo divertida y comenzó a bajar las escaleras desde la tercera planta para volver a casa. Sus ojos cruzaron las imágenes cotidianas de cualquier tarde: un grupo de estudiantes de Magisterio se liaban un par de porros en el pasillo mientras hacían bromas, divertidos y ociosos, en un corro. Un poco más allá otro grupo planificaba el botellón de la noche, era viernes. Montse nunca llegó a su casa. Justo antes de tomar las escalaras sus ocho años comenzaron a quebrarse como un cántaro que cae al suelo cuando tres estudiantes bastante colocados ya para esa hora comenzaron a tocarle el culo y se la llevaron a su cuarto en la residencia de estudiantes contra su voluntad. El Campus era pura corrupción”. ¿Ficción o realidad futura?

Algo parecido a lo descrito es lo que imaginan en su cabeza algunos padres de alumnos matriculados en el Instituto de Idiomas que están muy molestos con el centro educativo por no haberles informado al formalizar la matrícula de la nueva ubicación del centro.

“No estamos de acuerdo. Queremos quitar a los niños de allí por la ubicación que tiene y pedimos que nos devuelvan el dinero de la matrícula, pero se niegan”, denuncia una madre a la que la FAMPA da amparo y que prefiere guardar anonimato.

“Nadie nos informó que mi hijo iba a ir al Campus Uiversitario. Me enteré por la prensa. No quiero que se mezcle con los adultos universitarios o de la UNED o el personal que trabaja allí. Con ese ambiente. Con 4.000 estudiantes por allí liando porros o pasando pastillitas. Yo he estado en un campus y sé que hay eso”, lanza esa misma madre con el asentimiento de más padres.

El Instituto de Idiomas está ubicado en la tercera plana del Campus y para llegar a sus aulas hay que cruzar a la fuerza el resto de dependencias de otras carreras y con los alumnos de la residencia de estudiantes.

“Una niña de 8 años, la cogen, le tocan el culo y no se entera de nada. Porque esas cosas ocurren, que lo vemos muchas veces en la prensa ¿o no? ¡Y No me están dando la oportunidad de quitarla de ahí!”, explica una madre que se angustia con su propio relato.

Las clases para los niveles más jóvenes en horario de tarde comienzan antes, los adultos seguirán siendo los que acudan al Instituto de Idiomas en horario más tardío, pero algunos padres creen que sus hijos son demasiados inocentes y pequeños para ir al Instituto y cruzarse con las escenas que consideran propias de un campus. “No están preparados”, afirman.

Y tampoco quieren que el Instituto pierda altura y baje a la primera planta. Dicen que la nueva ubicación les viene mal. Que llegarse con un coche a soltar o recoger a los hijos es más complicado ahora que en la anterior ubicación, que está más lejos y que no hay tampoco bus para los días en los que es imposible compatibilizar la agenda y acercar a los hijos hasta las clases. “Antes desde cualquier punto de Puertas del Campo para arriba los buses llegaban casi a la puerta, ahora no”, apunta la madre.

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