El sistema de reparto de tickets vacía el Tarajal de porteadores

El sistema de reparto de tickets vacía el Tarajal de porteadores
El otro lado del Tarajal 2.

- La Policía Nacional regula el número de tarjetas evitando aglomeraciones y avalanchas en el interior de los polígonos reduciendo notablemente el número de personas que cruzan el paso

- Los porteadores suspiran por la apertura del Tarajal II pero critican el nuevo sistema porque limita mucho las posibilidades de pasar con mercancía

- Los reventas hacen negocio cobran por los tickets hasta la mitad del precio de los fardos, que oscila en la actualidad entre los siete euros de los paquetes de mano a los 60 euros de los más voluminosos


El nuevo paso Tarajal II dormita solitario a la espera de entrar en servicio, probablemente después del verano. “Ojalá, pero llevamos cuatro años escuchándolo”, se lamenta un porteador; “dice, dice, pero ya tu sabes”, apostilla otro a su lado. Un escepticismo que comparten sin excepción todos los porteadores consultados por Ceutaldia.com, pero no es el Tarajal II lo que les quita el sueño, una posibilidad que observan con indiferencia, sino el sistema de reparto de tickets para regular y dosificar el paso de bultos, implantado a finales de 2015 y que ha eliminado de un plumazo las avalanchas, los tumultos y las aglomeraciones en los polígonos durante la noche, pero que, de paso, ha reducido a una décima parte el número de porteadores, vaciando las calles aledañas al Biutz.

Mientras, casi tres años después, los pasillos que encauzan con barandillas de acero el camino que conduce al nuevo paso del Tarajal II, esperan vacíos el día que sirvan para algo. Por ahora, los porteadores y las porteadoras circulan por el viejo Biutz pero ya sin colas en las que esperar.

Desde las ocho de la mañana sólo han dejado pasar a quince o veinte personas”, se lamenta un porteador, “así no se puede trabajar, no se puede”. A su alrededor todos coinciden con su compañero, “ruina, ruina”, resumen. “Pero en el fondo es lo mismo, sólo han cambiado el problema de sitio”, explica Sejo, “esto es como los estadios de fútbol, ahora está tranquilo, pero en cualquier momento volverán los problemas”, dice pesimista, “y la policía viene tarde, ya se lo he dicho, aquí lo grave sucede a las cinco de la mañana, antes de que vengan.

El negocio de los tickets

“A esa hora vienen los mafias, dicen que vienen del Príncipe, pero vienen de todos los lados, de los Rosales, de la Pantera… y dan palizas a la gente y se quedan con los mejores sitios y luego revenden los tickets”, explica un porteador. Un precio de reventa que asciende a la mitad de lo que vaya a cobrar el porteador en su pase.

En la actualidad, el ‘sueldo’ por cruzar el Biutz oscila entre los 7 euros de los paquetes de mano, más ligeros y pequeños, a los 60 euros de los más voluminosos. Lo que llevan en su interior sigue siendo un misterio. “Eso sólo lo sabe el propietario”, explica un “colaborador”, según su propia definición, “y dicen que ganan 20 millones al año”. “Ahora se paga más”, explica señalando la calle que conduce el Biutz, antes asestada y ahora vacía. “Mira ahí han soltado más”. Una docena de hombres corre hacia las dos naves donde reparten bultos, su espera ha terminado, por el momento. Llevan desde primera hora de la mañana esperando en las calles adyacentes, sentados unos a la sombra y otros a pleno sol.

Ellas lo tienen peor. Mucho peor. Sin sombra posible para cobijarse, agrupadas en la playa del Tarajal, centenares de mujeres esperan al sol su turno para recoger su ticket y cargar con su fardo camino del puente del Biutz.

Y es que el nuevo sistema de regulación de porteadores agrada a los empresarios y a la policía, pero fastidia a los porteadores. Y a Arturo Santorum, coordinador de los polígonos nombrado por la Ciudad, que, cubierto con su inseparable sombrero blanco de ala ancha, presume de la organización y tranquilidad que ha propiciado el nuevo sistema, “mucho más ordenado, mejor organizado”.

Es la Policía Nacional la encargada de gestionar no sólo el reparto sino también el número de tickets que los porteadores recogen a las siete de la mañana y devuelven a los agentes de la UIOP antes de cruzar el Biutz. Ticket que ira a las manos de otro porteador o porteadora, según el caso. La cifra varía, “pueden ser 50, 100 ó 350”, según detalla uno de los agentes; “según la demanda”, explica el mando de la UIP señalando la boca del puente del Biutz, hoy excepcionalmente tranquila.

“El problema son las infraestructuras”, confiesa un agente a escondidas del mando, “si hubiese unas instalaciones y no esto”, dice mostrando unas deterioradas vallas metálicas y unos pales a modo de barrera, lo único que separa a los agentes de los porteadores. Pero para eso aún tendrán que esperar, al menos hasta pasado el verano. Mientras, al otro lado, el Tarajal II empieza a envejecer sin haberse estrenado.

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