A poco más de una semana para que vayamos a votar, estamos viendo en su máximo apogeo al Partido Popular y su peculiar forma de hacer política, a través del miedo.

El miedo a lo diferente, a la libertad. El miedo a que alguien sin poder adquisitivo pueda tener los mismos derechos que ellos. El miedo a la democracia parlamentaria, a perder la mayoría absoluta para poder seguir gobernando a golpes de decretos. En definitiva, el miedo a la sensatez.

Es curioso como siendo el Partido Popular el primer partido imputado de la democracia, se atreve a dar lecciones de moralidad con el juego de “a ver quien tiene en sus filas más casos de corrupción o están más enganchados a Venezuela”.

Todo un entramado para despistar. ¿ No sería más fácil decir tolerancia cero a la corrupción, aplicar medidas contundentes y trabajar la prevención? Hablar con demasiado frialdad de ciertos temas hacen normalizar lo condenable. Los cruces de palabras y las acusaciones diarias alimentan la permisividad.

Luego viene la segunda parte, acusar de radical. ¡Qué vienen los radicales!, dice el Partido Popular. Por eso, para evitarlo, sólo se puede votar al Partido Popular. Hace tiempo uno de Podemos me dijo que nunca había escuchado a una persona socialista decir que era radical, porque dije que lo era.

Y me vuelvo a reafirmar.

Soy radical, porque radical viene de la palabra raíz. La base de todo un estado de derecho. Y sí, soy radical a la hora de defender todo lo que la derecha ha destrozado.

Soy radical para apostar por una sanidad pública de calidad para todas las personas, soy radical por el pacto de educación y un sistema de becas justo , soy radical por una ley de dependencia, soy radical para asegurar las pensiones, soy radical por la dignidad, la transparencia y para terminar de una vez por todas con los privilegios, soy radical para que no tengamos trabajos precarios, soy radical por la protección de la infancia, para acabar con la exclusión. Soy radical para brindar derechos humanos a la migración y soy radical para trabajar la diversidad, la interculturalidad y la igualdad. Soy radical por la protecion ambiental, animal y sostenibilidad. Pero sobre todo soy radical para acabar con la violencia de género, una violencia que nos avergüenza como país por ser la mayor lacra social y ocupar únicamente un espacio de 26 segundos en el debate a cuatro de nuestros candidatos a la Presidencia , que ni Ciudadanos ni el Partido Popular usaron.

Así que sí, votemos por defender desde la raíz, desde el corazón, desde la ilusión, el estado del bienestar y el progreso.

El mismo progreso que ha generado el Partido Socialista cada vez que ha gobernando y que tiene que volver a generar , en esta ocasión de la mano de Pedro Sánchez.

Y termino, por cierto, dando la razón a Podemos, Zapateo ha sido el mejor Presidente que ha tenido la Moncloa.

Se anhela su herencia.