Ramón Rodríguez Casaubón
Ramón Rodríguez Casaubón./archivo
Ramón Rodríguez (Podemos)

¿A quién “beneficia” el coronavirus?

La palabra beneficio y coronavirus no deben ir juntas por lo que replantearemos la pregunta, aunque consideramos que la idea ha quedado clara.  Dentro de la guerra comercial entre China y EEUU ambos países nos dan dos opciones, ¿SARS-CoV-2 “Product of China” o “Product of USA”?

Opción 2. “Product of USA”.

$ “¡Vamos a contar mentiras, tralará!” o al menos medias verdades interesadas y dirigidas. Corría un frío jueves 30 de enero cuando se pone en marcha la poderosa maquinaria mediática y económica de EEUU para presionar, ¡perdón en qué estaría yo pensando!, quise decir, aconsejar al Director General de la OMS que declarara una emergencia de salud pública mundial. El hecho es que en esas fechas los datos eran los siguientes: 150 casos confirmados fuera de China y seis casos en los Estados Unidos. O la OMS fue extremadamente precavida, cosa que no suele hacer, o esas presiones/consejos fueron muy fuertes. Quizás de ahí que la OMS estuviese desde entonces un poco distraída con la epidemia y no reaccionara hasta el 11 de marzo para declarar la pandemia mundial. De quirúrgicamente previsora y diligente pasó a indolente y casi frívola.

Hemos asistido, sin darnos cuenta, a una de los traspasos masivos más grande, de la historia, de riqueza monetaria. Junto al comienzo de innumerables bancas rotas motivadas por la competencia desleal a lo que se le sumarán pérdidas enormes de ahorros de familias y empresas

La administración Trump ya tenía la situación donde la quería y le convenía. Al día siguiente se anuncia que se niega la entrada a los Estados Unidos a cualquier ciudadano chino o extranjero que hubiese viajado a China en los últimos 14 días. Consecuencias, crisis inmediata tanto en el transporte aéreo como en las relaciones comerciales.

$ El objetivo no declarado, pero evidente, es hacer claudicar a la economía china y tener un efecto dominó en la díscola Unión Europea.

Es un acto de confrontación económica que se puede denominar “guerra de intereses”, con la intención de socavar tanto la economía China como la de los países occidentales y todos los de la UE. Lo que llevará a una ola de quiebras, sin mencionar el aumento del desempleo, el colapso de la industria turística y tejido productivo asociado, pequeñas industrias y autónomos, etc.

Pongamos algún ejemplo para verlo mejor. Aquellos que tenían “conocimiento previo” de la decisión de Trump del 11 de marzo de prohibir los vuelos transatlánticos desde los países de la UE hicieron un montón de dinero. Las compañías aéreas vieron como el valor de sus acciones se estrellaban de la noche a la mañana. Es una operación especulativa en el mercado de derivados que se denomina “venta corta”. Dicho de manera coloquial, chivatazo de información privilegiada para que ganes infinidad de dinero en un segundo. Un derivado financiero o instrumento derivado es todo aquel producto financiero cuyo valor es proporcional al precio de otro activo. Hemos asistido, sin darnos cuenta, a una de los traspasos masivos más grande, de la historia, de riqueza monetaria. Junto al comienzo de innumerables bancas rotas motivadas por la competencia desleal a lo que se le sumarán pérdidas enormes de ahorros de familias y empresas. Quedando en el horizonte la posibilidad de un colapso financiero semejante al de la Gran Depresión o crisis del 29.

$ Robert Redfield, director de los CDC, el 12 de marzo, en una declaración ante el Congreso de los EEUU señaló que algunos casos diagnosticados en EEUU como gripe estacional podrían haber sido coronavirus.

Declaraciones corroboradas por virólogos japoneses y taiwaneses. Que son afines y aliados de Estados Unidos.

Lo que nos lleva de nuevo a la importancia de conocer quién fue el paciente cero.

Para los EEUU sería un logro sin precedentes recuperar esos sectores económicos dentro de su propio país y la excusa del coronavirus y la insistencia de Trump en su procedencia China les puede ayudar.

$ EEUU desea recuperar su control sobre Europa, la crisis del coronavirus le ayudará si es hábil.

Mientras tanto, coincidiendo con el bloqueo de coronavirus en Italia, 30,000 soldados estadounidenses han sido enviados a la UE, bajo los juegos de guerra “Defender Europa 2020” de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, en el mayor despliegue militar desde la Segunda Guerra Mundial. EEUU vuelve a intentar desembarcar en Europa.

$ Una gran parte de los productos vendidos en Estados Unidos, incluidas las principales marcas, proceden de China.

Siendo la columna vertebral del comercio minorista en los EEUU. Que sustenta incuestionablemente el consumo de los hogares y las ganancias de comerciantes en prácticamente todo EEUU. Hablamos de productos básicos: ropa, calzado, hardware, electrónica, juguetes, joyas, accesorios para el hogar, etc

Los productos chinos también dominan la producción de una amplia gama de productos industriales, tecnología avanzada, maquinaria, materiales de construcción, automóviles, piezas y accesorios, etc., sin mencionar la gran subcontratación de compañías chinas, etc

Para los EEUU sería un logro sin precedentes recuperar esos sectores económicos dentro de su propio país y la excusa del coronavirus y la insistencia de Trump en su procedencia China les puede ayudar.

Quien piense que los sucesos derivados de la crisis son espontáneos o es un ingenuo, un majadero o participa de ellos. Detrás están como siempre el imperio de los mercados y las fuerzas que los gobiernan. Estas actuaciones no solo son deliberadas, sino que forman parte de un plan exquisitamente diseñado y trazado que implica a poderosos intereses económicos

Y ¿qué nos dice el sentido común?

Que lo normal es que sea un virus de origen animal que ha pasado mediante un intermediario al hombre, que como cualquier virus tiene una capacidad de mutación asombrosa como sabemos en Europa y que las grandes potencias inmersas en una guerra comercial sin precedentes en la historia lo están intentando utilizar, o al menos eso parece, con la doble finalidad de debilitar al otro y sustentar y ampliar su dominación económica sobre el resto del mundo. Pero en esta ocasión no han sopesado bien los daños colaterales y con un poco de mala suerte para ellas cambiaran los paradigmas socioeconómicos que han reinado en Europa desde el plan Marshall y Europa se puede reencontrar con ella misma. Lo que alimenta el peligro de que si no consiguen sus propósitos con guerras económicas estén tentados de otros tipos de guerra. El destino responderá desde el futuro. Lo que está muy claro es que este proceso está ya iniciado. Quien piense que los sucesos derivados de la crisis son espontáneos o es un ingenuo, un majadero o participa de ellos. Detrás están como siempre el imperio de los mercados y las fuerzas que los gobiernan. Estas actuaciones no solo son deliberadas, sino que forman parte de un plan exquisitamente diseñado y trazado que implica a poderosos intereses económicos. Pero insisto, por una vez, el plan les puede salir mal y salir beneficiada la gente corriente. Quizás sea un iluso y tan solo esté verbalizando un deseo. También conocemos la enorme celeridad con la que el gobierno chino ha compartido sus descubrimientos científicos y la ayuda que está prestando a otros países, entre ellos a España, para luchar contra la enfermedad. Poco más que decir, salvo que la parte real de opinión del artículo, recordemos, dividido en tres partes por su extensión, se sustenta en estos últimos párrafos y explicar que las hipótesis anteriores, “hipotesinoias”, no son más que para intentar demostrar que fácil es crear estados de opinión desde teorías conspiratorias sin sentido alguno. La realidad suele ser más compleja e imprevisible que una previsible teoría conspiranoica.

Decía Arthur Conan Doyle: “Ha sido durante mucho tiempo mi axioma que las pequeñas cosas son infinitamente lo más importante” no seremos civilización mientras no recuperemos esta máxima universal como base de nuestras vidas. Para eso dependemos de nuestros gobiernos.

“La mediocridad no conoce nada más alto que sí misma, pero el talento instantáneamente reconoce el genio”.

Pero nos enfrentamos a lo que muy bien describe Alain Deneault  en su libro “Mediocracia: Cuando los mediocres toman el poder”.