De la euforia a la depresión hay un calle de distancia

De la euforia a la depresión hay un calle de distancia
El presidente Vivas estaba sinceramente satisfecho

- Los 192 que le hacían falta a Caballas al cierre del recuento dominical para robarle el último diputado al PP y subir a cuatro marcan un abismo en la interpretación de los resultados

- En la plaza de Nicaragua, MDyC desbordaba alegría, en Caballas todo era tristeza

- En el centro moderada alegría en Ciudadanos, PSOE y PP


Dice ese poeta urbano moderno que es Fito Cabrales que la alegría y la tristeza viajan en el mismo tren, que en la vida “un día tuerces una esquina y te tuerces tú también” y algo de eso tienen las noches electorales, que la alegría va por barrios y a veces de una estación a otra apenas hay una calle de distancia. El camino que iba este domingo de la sede de Caballas en Hadú a la de MDyC en la plaza de Nicaragua es el camino de apenas una calle y 200 metros y era el camino de la depresión a la euforia.

A las once y media de la noche en Caballas quedaban un importante número de simpatizantes y militantes dándole vueltas a un resultado malo sin paliativos, pero no había rastro de los líderes, ni Mohamed Alí, que puso el cargo a disposición, ni Juan Luis Aróstegui esperaron a que los suyos les dieron cariño e intentaran levantarles el ánimo. No había ganas. No había euforia ni los cánticos con los que sólo 48 horas antes habían cerrado la campaña en la plaza de la Constitución. Las miradas eran de sorpresa, resignación y cierto cabreo por haber quedado relegados un papel secundario en la oposición después de una campaña labrada como pocas veces en los últimos años en cada calle de la periferia donde al paso de los Alí se despertaba verdadera ilusión que no se ha traducido en votos.

Ha pesado más la campaña de destructiva lanzada contra ellos por el MDyC. “nos hemos encontrado a niños de 10 años cantándonos ‘Alí es un ladrón’ en algún barrio”, reconocía más templado ya este lunes alguno de los integrantes de la candidatura. Y eso se lo achacan a los que entregaban llaves para el cambio a su paso. Por no hablar del vídeo que desde el viernes por la noche hacían circular por las redes sociales a partes iguales desde la militancia del MDyC y del PP en el que volvían a rescatar, una vez más, las palabras que escribió el número dos de Caballas hace ya más de una década y que de forma descontextualizada utilizar siempre para acusarle de racista y mermar el voto musulmán a Caballas.

Fuero eso u otra cosa funcionó. Caballas se dejó unos mil votos por el camino respecto a hace cuatro años, a la espera del cierre definitivo del escrutinio, que apunta a estas horas del lunes, que favorecerá a los de Alí y les entregará esos 192 votos que necesitaban con el 88 por ciento escrutado para rebañarle al PP un escaño, dejarlo en 13 y subir a 4 y salvar los muebles, aunque el resultado siga sin gustar, si se confirmara ese extremo el miércoles.

Una calle más allá, en la sede del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta todo era calor humano. El diminuto habitáculo no daba para contener a tanta gente contenta, gritando, abrazándose y besándose por doquiera que mirara uno. La más manoseada la líder, Fatima Hamed, capaz de armar un proyecto en seis meses y de demostrarle al mundo y a Mohamed Alí lo que se perdió cuando no la valoraron lo suficiente. Tres escaños en 6 meses. Los mismos que obtiene Caballas después de 6 años de proyecto. A la espera del recuento final.

La euforia era tal que en la sede el calor era insoportable y al llegar de fuera la cámara percibía rápidamente el vapor que se acumulaba en el ambiente de la habitación. La joven formación se enfrenta ahora a materializar esa ilusión y esperanza puesta en la candidatura en gestos concretos que cambien algo el panorama político de la Asamblea de la Ciudad Autónoma. El resto no es sencillo.

Más contenida era la alegría en el centro de la ciudad. En el Paseo de las Palmeras, la sede de Ciudadanos era un lugar tranquilo en el que no pareciera que el partido recién emergido hubiera logrado la difícil misión de franquear el 5 por ciento de los apoyos para lograr asiento en la Asamblea. Esos 150 votos que les faltaron para lograr el segundo escaño que algunas encuestas le vaticinaban parecían pesar más que el enorme mérito conseguido de entrar en la vida institucional de la ciudad con nuevos aires.

En el PSOE había verdadera satisfacción con los resultados. Hacía 24 años que la formación no era líder de la oposición y de la izquierda de la ciudad, en general. El batacazo del PP, que se ha dejado unos 16 puntos de apoyo y 8.000 votos en el camino de los últimos 4 años endulzaban también una derrota que a Carracao no le va a costar vender como un éxito, a pesar de que durante la campaña el listón lo había puesto en lograr la gobernabilidad de la ciudad dando por sentado una caída aún mayor del PP.

Allí en Daóiz, volaban las pizzas y los refrescos en una noche electoral que fue consolidando lo que decían las encuestas, que el PSOE, adelantaba a Caballas como primera fuerza de la oposición, aunque no lograra adelantarlo con tanta fuerza como vaticinaban algunos sondeos.

Y alegría había también en el hotel Ulises, en donde apenas sí se podía apreciar algo de decepción en los rostros de algunos candidatos por un resultado que no colma las expectativas de un partido que gobernará con mayoría absoluta baile o no el último escaño, otros cuatro años, y serán ya 16, sin necesidad de pactar con nadie para sacar adelante su proyecto de ciudad.

De 18 a 14 diputados, los de Vivas se mostraban contentos. Lo resumía bien el diputado Francisco Márquez, “con la que está cayendo” mirando al resto de España para dar por buena la victoria, no hay que olvidar. A Vivas se le veía sinceramente contento y aguantando como las estrellas del cine, foto tras foto con todos los militantes, sin excepción, que acudieron al Ulises. Sonrisas y abrazos por doquier, para el verdadero vencedor de las elecciones. Aunque a veces las expectativas y los listones puedan agriar un poco las victorias y endulzar las derrotas. Va, como siempre, por barrios.

De la euforia a la depresión hay un calle de distancia


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