La agresora del 7 Colinas asegura que sufrió acoso en febrero y ha pedido que le cambien de centro

La agresora del 7 Colinas asegura que sufrió acoso en febrero y ha pedido que le cambien de centro
Mensajes como este o con mayor violencia verbal se han ido dejando en Facebook en un populoso grupo

- La víctima a la que le arrancaron el pelo, le habría roto primero las gafas a la agresora, en una pelea de patio, según la versión de la agresora  

- La Ciudad mantiene la custodia de la atacante, que presenta una discapacidad psíquica del 55 por ciento

- A la madre de acogida de la agresora, su tía, la han expulsado del populoso grupo de Facebook ‘se vende, se cambia, se regala’ en donde proliferan los mensajes cargados de violencia en contra de la niña de 14 años

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La madre de acogida de la agresora del Siete Colinas, Nellet Abdeselam, ha salido a la palestra a defender a su hija y sobrina y a sí misma, después de una semana con la tensión por las nubes. Da su versión de lo sucedido para tratar de poner freno a una escalada de insultos y expresiones violentas hacia su hija y hacia ella misma en las redes sociales, que como mínimo parece poco edificante y nada constructiva para la convivencia. Todo parece indicar que su hija, Naryis, terminará el curso en otro instituto. Ella misma solicitó la pasada semana nada más saber de la agresión el cambio de centro, según sostiene su madre de acogida. Y según dejó caer de soslayo algún responsable del centro durante el Consejo Escolar celebrado este jueves para adoptar una resolución sobre el caso: “Ella ya se quería ir”, asegura uno de los asistentes que dijo alguien del centro en referencia a Naryis.

La petición verbal u oficial de un cambio de instituto hunde sus raíces en asuntos que vienen de lejos. En febrero, la hoy agresora del Siete Colinas sufrió un supuesto acoso escolar por parte de otro compañero al que el centro, según su versión, la de la madre, llegó a expulsar, “ahora está en otro centro”. “No llegamos a presentar una denuncia formal, porque la madre me pidió perdón y se quedó ahí la cosa”. Pero sí pusieron todo en conocimiento del jefe de estudios y de la profesora de Plástica.

“Un chico la toqueteaba y la metía en los baños. En el colegio la llamaban gorda, le decían que si tenía bigote. Eso la madre lo puso en conocimiento del centro y a un chico lo expulsaron”, relata María Eugenia una amiga de Nellet. “Todos tienen conocimiento en el centro de que sufría acoso. Que si tenía bigote, que si pareces una foca, venía aquí llorando: me dicen esto, me llaman gorda…”, completa Nellet sin mostrar ningún resentimiento. “Yo le quitaba importancia y le decía que eso eran tonterías de niños”.

Si hubo expulsión por acoso o no, de momento no se ha corroborado por ninguna autoridad educativa, incluida la Inspección, este organismo sostiene que son abundantes los expedientes de expulsión que manejan por asuntos de violencia de baja intensidad entre alumnos y contra profesores.

Y de aquel caso, como de esos otros abundantes, nada se supo en la prensa. Ni Ceutaldia.com ni ningún otro medio local escribió un renglón o un mal titular. Tampoco se realizaron concentraciones espontáneas en la puerta del Instituto en apoyo a esta niña de 14 años, ni se pidió aplicar violencia al entonces acosador en redes sociales. Ningún partido político salió al paso del problema del ‘bulling’, acoso en las aulas, ni se hicieron doctos y urgentes tratados de cómo resolver el problema en el Foro por la Educación, desde la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (FAMPA), ni desde ningún otro ámbito educacional. El problema parece algo inflado por el salto a los medios de comunicación y ante el temor de que esto perjudique a su hija en las decisiones a las que se va a ver sometida, la madre ha optado por salir a la palestra pública para defenderla.

“Cinismo insoportable. Ahora parece que todo el mundo está muy preocupado por el ‘acoso escolar’. Esto sucede a diario, en infinidad de casos, ante la más absoluta indiferencia y tolerancia de todos”, sintetizó su opinión el concejal de Caballas y miembro del Consejo Escolar, además de representante sindical en la Junta de Personal Docente, Juan Luis Aróstegui, este mismo lunes, dos de mayo a través de su perfil en Facebook.

Una pelea

Nellet Abdeselam, relata, controlando los nervios, lo vivido, le ayuda una amiga, Maria Eugenia, que conoce bien a la niña. Naryis, tratada como una auténtica delincuente en redes sociales por personas que ni la conocen, lleva desde el martes de la pasada semana sin pisar las aulas. En realidad podría haberse incorporado ya a la espera de que se dictamine qué pasa con ella de forma definitiva, pero su madre ha preferido esperar a que el cambio de centro, por expulsión, sea firme y pueda empezar en otro centro. “Yo lo prefiero”, sentencia. 

Nellet es madre de acogida de la pequeña y es también su tía. Quién la tiene adoptada es la Ciudad Autónoma de Ceuta, que ha acompañado a la pequeña en su peregrinar a la Fiscalía de Menores tras la agresión. “Si quiero llevarla a Marruecos, salir de Ceuta, hacerle el pasaporte, el DNI, o cualquier cosa, yo le tengo que pedir permiso a la Ciudad”, explica Nellet, que la llama siempre “mi hija”, aunque sea su sobrina. Se hizo cargo de ella desde el primer día de su vida. Su madre biológica, su hermana, la tuvo bajo el síndrome de abstinencia. Hoy ha superado su adicción. Pero entonces era drogadicta. La secuela en la niña es una discapacidad psíquica de un 55 por ciento.

Según la versión de la madre de la atacante, Naryis, y que sería la misma versión que la propia niña habría dado tanto a los responsables del centro, como a la propia Fiscalía de Menores, fue ella la única agresora de Andrea. “Había un grupo de niñas, otra distinta de la agredida le tiró un cartón de zumo vacío o un papel. Ella lo cogió y se lo devolvió lanzándoselo también y le dijo:

- ‘Niña ¿qué haces?,

- ‘la basura con la basura’, le contestó esta niña a Naryis.

Ante lo que ella se encaró. Esta otra niña llamó a Andrea, y comenzó a reírse y a decir ‘mira la gorda’, y Andrea se encaró con ella, le pegó un manotazo y le tiró las gafas al suelo a Naryis, se las rompió. Andrea se dio la vuelta y se rió y ella al ver las gafas rotas fue cuando le pegó y le arrancó el pelo”, resumen entre María Eugenia y Nellet, la historia que, según ellas la propia Naryis ha contado ante el órgano judicial y que ella misma medio cuenta, media refrenda, haciendo gala de la timidez propia de una niña de 14 años.

Su mayor interés estriba en exculpar a las otras niñas señaladas también como agresoras, sobre una hay orden de alejamiento y es muy probable que se tomen medidas contra otras dos además de contra la hija de Nellet. Su madre destaca además que a Naryis no le consta un solo parte abierto por ningún incidente violento, en contra de lo que se ha dicho, “no tiene ningún antecedente ni ningún otro incidente”.

“Vamos a hacer una concentración en rechazo del Bulling, ‘todos con Andrea’. Pero qué juez ha dicho que sea bulling, es una agresión puntual. Todos contra el bulling, claro que sí, pero también el que sufrió ella en febrero. Esto ha sido una pelea en el patio, no ha habido acoso”, defienden tanto María Eugenia como Nellet.

Violencia en las redes sociales

Como fuere, parece poco edificante el ejemplo para la convivencia que los propios adultos están dando a través de las redes sociales. Nellet se queja con el móvil en la mano. Enseña una conversión privada mantenida con la madre de Andrea por el sistema de mensajería de Facebook. La conversación que empieza muy áspera acaba de forma pacífica, con disculpas aceptadas por parte de la madre de Andrea. “Pero luego ella me ha seguido poniendo a parir en los grupos de Facebook. Me han echado del grupo de ‘se vende, se cambia, se regala”, relata Nellet. “Me han echado a mí también por defenderla”, puntualiza María Eugenia.

La madre de Andrea pidió que expulsaran del grupo social en Facebook a Nellet y casi a cualquiera que haya tratado de explicar la diferencia entre bulling y una agresión. “La madre de Andrea ha provocado acoso a esa niña”, afirma María Eugenia.

Lo cierto es que Nellet guarda en su móvil capturas de mensajes en ese grupo social que rezuman violencia, al más puro estilo Juego de Tronos. Hay más en las redes y seguramente más violentos, pero estos son algunos de los que la propia Nellet guarda a modo de herida abierta en su teléfono:

 “QUE VUELVAN A LAS CAVERNAS!!!! QUE LES HAGAN LA DEPILACIÓN CON CERA BIEN CALIENTE EN LA CABEZA Y A UN REFORMATORIO DONDE LAS PONGAN A CALDO!!! Y POR SUPUESTÍSIMO DENEGADO EL ACCESO A CUALQUIER CENTRO EDUCATIVO!!!!!”, se lee en un mensaje.

“Esas niñas fuera del instituto ya! Los animales al corral”, dice otro. “Yo digo lo mismo, yo voy presa pero tu a mi hija no la tocas más, que ya tiene el jigo muy negro”, abunda otro con gusto exquisito.

“Tendría k meter a las jijas de puta en un centro para niños kon problemas ayer fue Andrea mañana otra esto no puede seguir asín hay k pararlo”, recoge otro mensaje en el que se obvia, que quizás, como sostiene la madre, ya hubo casos antes, sufridos por la propia agresora.

Otros mensajes abundan en señalar que el salto a los medios de comunicación de la agresión ha servido para generar miedo entre los padres que tienen a sus hijos estudiando en el Siete Colinas o los que les tocará el centro en uno o dos cursos. Un efecto colateral de la notable publicidad que el caso está teniendo.

Como fuere, a la vista de las redes sociales la violencia sólo ha engendrado más violencia y los adultos lejos de contribuir a hacer la paz, parecen dispuestos a proceder de forma medieval con una niña de 14 años y una deficiencia psíquica del 55 por ciento que está en el Siete Colinas dentro de un programa de integración y a la que si del sentir popular de las redes sociales dependiera podría haber sido sentenciada a ser expulsada del sistema educativo “mundial” para siempre y casi, casi, desollada viva o cuanto menos depilada la cabeza.

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