Crónica Post Haití

“Los potentes y brutales motores de los Galaxys, con barras y estrellas en lomo, desgarran la noche de Puerto Príncipe sin ninguna piedad. Para estos monstruos del aire, verdaderos almacenes con hélices, jamás han existido problemas de parking en el exiguo aeropuerto de Puerto Príncipe…..desde el inicio, y tampoco hay problemas de ruido para con los habitantes (¿habitantes?) del campamento de Maïs Gaté (maíz podrido, traducción literal, vaya usted a saber el por qué del nombre) que bastante tienen con sobrevivir (los que pueden) a tanta penuria y a tanta miseria.

 

Pero el estruendo colosal es mucho más que una señal de que un avión de las FF.AA de los EE.UU va a despegar, es un ruido que indica que en Haití las cosas van a cambiar. Desgraciadamente, en el imaginario popular se asocia a los militares que acaban de llegar en masa (20.000 hombres y mujeres se comenta en foros oficiales)a la tranquilidad, al sosiego y al gobierno de un país que, según nos han repetido hasta la saciedad, no puede gobernarse sólo. ¿Es que antes del terremoto sí podían? ¿Cuál es la verdadera aportación duradera de todo esto? ¿Por qué han cesado las evacuaciones de haitianos al barco hospital USA fondeado en el Puerto de Haití? Y si ya no hay evacuaciones ¿Para qué un barco hospital en la zona?

 

Muchas preguntas para un solo territorio. Algo no va bien, es más, algo va muy mal. Mientras, el imaginario popular sigue asegurando que los militares aportan tranquilidad….¿A quién?

 

Al márgen de cualquier otra consideración, sólo se me ocurre pensar que a alguien ( o “alguienes”, claro) se le ocurrió que Haití podía ser geoestratégicamente interesante y dijeron “Yes, we can”, y tomaron tierra. Nunca tres vocablos dieron tanto de si, y nunca esos tres mismos vocablos fueron tan iconizados.

 

Sabían que podían….y pudieron, ya están en Haití. ¿Alguien lo dudaba?

 

Pero Haití es mucho más que Galaxys, Hummers, duchas americanas de agua caliente, agua mineral Fiji, refresco de cola, comedores con aire acondicionado y un largo etcétera, Haití es un país donde un puñado de hombres y mujeres decidieron, mucho antes del terremoto, que había que apostar por la dignidad de las personas….ante todo.

 

Ahí estaban los compañeros de Cruz Roja Española con toda su labor de “wat-san” (agua y saneamiento) para dar agua potable a toda la población; también estaban los compañeros de la Cruz Roja Canadiense (“de Quebéc” como me recalcó una compañera de la CRC, “vayamos a confundir” dijo con la media sonrisa que permitían las circunstancias) para llevar a cabo labores de prevención de desastres, aunque ese programa era para los ciclones, ¿Quién iba a pensar en la más grande catástrofe humanitaria de la historia de la ONU?

 

Allí estaban y allí están, junto al mayor despliegue que jamás ha conocido el Movimiento Internacional de la Cruz Roja, Media Luna y Cristal Rojo. Eso sí es ayuda humanitaria, lo otro es…lo otro, sobran las apreciaciones.

 

En la delegación española de Cruz Roja, todo sigue siendo actividad. Desde Dominicana, la ERU de logistas españoles se afanan por preparan todas las cargas, adecuarlas, cargarlas y mandarlas hacia Haití donde otr@s las recepcionan, descargan y reparten. Es un trabajo en cadena. Es una cadena donde cada eslabón cuenta, donde cada trozo del puzzle es fundamental, donde cada detalle es fundamental.

 

Esa noche, con la brutalidad de fondo en forma de Galaxy, tod@s hacen repaso, una suerte de muy crítico examen de conciencia donde todo se evalúa para rendir mejor. Al final, la conclusión es obvia, la misma de siempre, la única posible: “Hay que seguir trabajando más y más, a esta gente no les podemos fallar ni a los españoles que nos apoyan tampoco, hay que seguir…..” y allí siguen, y tanto que siguen.

 

Desde Cruz Roja Española afirman que tenemos trabajo para “AL MENOS” 5 años. La reconstrucción sólo puede integral, aunque habiendo visto lo visto, no se puede hablar de “Reconstrucción” sino de “Construcción” pura y dura.

 

Pero yo quisiera insistir en el hecho de que tod@s formamos parte de una misma cadena.

 

Los integrantes de la ERIE psicosocial de Cruz Roja Española, dispostivo que se encarga de ayudar a tod@s los voluntari@s (sea cual sea la organización en la que trabajan) que han participado en labores de ayuda en el desastre, tienen las cosas claras: TOD@S SOMOS IMPRESCINDIBLES.

 

Mientras hablo con “Joserrá”, responsable de la ERIE, recuerdo la campaña que impulso Cruz Roja en la Ciudad Autónoma de Ceuta, esa de “Todos somos Cruz Roja” o “Todos somos Más (+)”, premonitorio sin duda.

 

Avalados por el trabajo en el 11-M, los miembros de la ERIE aseguran hasta ser machacones que aquí todo el mundo es importante, trascendental, único: desde el que dona un euro, hasta el embala las cajas, pasando por el que coge el teléfono para dar información, hasta el que indica como se tiene que hacer para llevar a cabo una donación o el que organiza un acto solidario, TOD@S SOMOS CRUZ ROJA….y lo que es más importante, TOD@S SOMOS HAITÍ.

 

Ya toca vuelta. Iniciamos un periplo de 15 horas hasta Santo Domingo. La despedida es breve, muy breve. De algún@s ni me atrevo, demasiada emoción para mí y seguramente demasiado emoción para ell@s. El dolor une mucho (las amistades más fuertes e intensas surgen en los hospitales) y el dolor de Haití nos ha soldado más que unido. La noche es firme en Puerto Príncipe, tan firme como la decisión de seguir trabajando por los más vulnerables (¿existe alguien más vulnerable que la población de Haití?) que se tiene en la Federación de Cruz Roja, Media Luna Roja y Cristal Rojo.

 

Ahí se quedan, en mi segunda casa (¿?o debería decir mi primera?) para continuar con la labor. En algunas semanas vendrán los relevos, ya están en marcha algunos de ellos, todo el engranaje humanitario sigue rodando con fuerza, con mucha fuerza.

 

En Jimani, esa ciudad fronteriza de Dominicana con Haití, nos tropezamos con un grupo de sanitarios españoles. Abrazos, confidencias y más abrazos. Son de “Esperanza Sin Fronteras” y están trabajando en deprimida ‘Cité Soleil’….y hablar de barrio deprimido en Puerto Príncipe ya es fuerte, muy fuerte.

 

Están tratando en ese barrio a los enfermos que no pueden desplazar a los hospitales. Todos los brazos cualificados son pocos, muy pocos. Afirman que han tratado a una mujer con la cadera fracturada tras el lanzamiento de una botella de agua desde un helicóptero USA. La ayuda humanitaria versión Marines ya tiene su coste. Evidencias.

 

Más abrazos de despedida y lágrimas en los ojos. La sensibilidad está en todos a flor de piel, y no se puede evitar, ni falta que hace.

 

Ya en Santo Domingo, encuentro con la ERIE psicosocial antes aludida. Serán horas de terapia para los involucrados en la tragedia, para tod@s l@s involucrad@s.

 

“Joserrá” no se cansa de repetirlo: tod@s somos importantes y tod@s hemos dado lo mejor. Sin embargo, no se puede evitar pensar que quizás se podía haber hecho algo más. En mi caso, quizás una entrevista más hubiera sensibilizado a más personas, si se hubiera cogido tal calle en lugar de tal otra hubiera contactado con tal tele y se hubiera hablado más de Haití, si en el hospital no hubiera cogido la escalera equivocada se habría llevado un reportaje sobre la distribución de agua, si en lugar de dormir una hora y media hubiese dormido una hora esa media hora podría haberse invertido en mandar más fotos o escribir algo más de crónica……y así cada uno con lo suyo.

 

“Joserrá” lo repite una y otra vez, “habéis dado lo mejor de vosotr@s mism@s, gracias”. Yo, lo traslado a la población en general, es cierto, habéis dado y seguís dando lo mejor de vostr@s, nosotr@s sólo somos una parte la maquinaria solidaria que se ha puesto en marcha.

 

La maquinaria de Cruz Roja funciona a la perfección. El hospital de Cruz Roja Alemana funcionará en un muy breve espacio de tiempo, el de los canadienses ya está a pleno rendimiento. El agua se sigue distribuyendo y los toldos, y las mosquiteras, y los depósitos gigantes de varios miles de litros y un largo etcétera.

 

Hasta Puerto Príncipe no llegan los rumores de la Conferencia de Montreal ni el probable reparto de contratos de construcción. En Puerto Príncipe, el ruido infernal de los Galaxy anuncia, de forma axiomática, que el Post-Haití ya ha comenzado.

 

Como se decía en aquella peli sobre el macartismo en televisión: “Haití, buenas noches….. buena suerte”.

Crónica Post Haití


Entrando en la página solicitada Saltar publicidad