MENA
El asesinato del joven marroquí Ibrahim Arraoui el pasado viernes en nuestras calles vuelve a situar en el centro de la actualidad local dos temas ligados entre sí: la evidente sensación de inseguridad ciudadana y la criminalización de un colectivo, el de los MENA, al que, de manera cada vez menos velada, se señala como culpable absoluto de lo primero, lo que significaría dar por sentado que un par de centenares de chavales poseen la capacidad de tener en jaque a toda una ciudad de 85.000 habitantes, con sus policías y sus jueces.