Carta descriptiva sobre un funcionario disfrazado de político que vive del cuento con excedencia

Fatima Hamed Fatima Hamed


- Esta carta descriptiva viene a analizar y a desmenuzar las características fundamentales de lo que algunos entienden por cargo político.

En muchísimos gobiernos y en la política, existen especímenes que a la vez que la deterioran, la utilizan para beneficiar a sus amigos, los empresarios, y devolver favores en forma de agradecimiento. Así entienden la política y así la ejercen con una desvergüenza manifiesta. Esta rara especie, que hay que extinguir, se esconde en la política porque en otro ámbito de la vida, su inutilidad no le permitiría sobrevivir. Utiliza la excedencia eterna simplemente porque su trabajo, al cual opositó “porque no sabía hacer otra cosa” y esperando dar el pelotazo de su vida (a diferencia de quienes creen en su profesión), no le gusta y porque intenta estirar la excedencia como un chicle y saltar de la excedencia a la jubilación mientras sus compañeros y compañeras de (ex)trabajo se dejan la piel a diario y lo hacen de manera honrada y sacrificada. Así entiende el compañerismo la especie a extinguir, desde la comodidad de un sillón esperando la jubilación y haciendo todo lo posible para no volver a su trabajo de funcionario, hasta tragar sapos en forma de indignidad.

La rara especie, en sus vacaciones de verano, elige a veces Ibiza y se reencuentra con sus amigos los empresarios, disfrutando en lujosos yates y buscando la manera de poder beneficiarlos con futuros “agradecimientos”. No es muy raro ver a la rara especie por los bares y restaurantes de la ciudad compartiendo risas y estrategias con los que serán agraciados con un favor, sus amigos los empresarios “luxe” por los que se desvive y trabaja muy duro a diario. La rara especie no trata a todos los empresarios de manera equitativa, no. Los empresarios honrados, sacrificados y que sacan su negocio a diario con mucho valor y abnegación, esos, no son del interés de la rara especie, esos empresarios son olvidados y ninguneados por la rara especie, simplemente porque a lo mejor no ostentan entre su patrimonio yates, chalés, coches de lujo y veraneos a lo grande.

La especie indigna en cuestión, manifiesta su ego a través de un mal usado poder y cree tener una superioridad sobre el resto de los mortales. A veces, hasta cree el ladrón que tod@s somos de su condición. Muchos son los pertenecientes a esta especie, que han colocado a sus parejas en un área de su responsabilidad filtrándoles las preguntas del examen (o eso dicen los que conocen bien a esta especie) y eso les crea tal trauma de inferioridad que creen que es una práctica habitual utilizar la política para beneficio propio.

Tal es el temor de la rara especie a retornar a su trabajo y que lo dejen sin el biberón de la política que ha paseado su indignidad, ha ensanchado sus tragaderas hasta límites insospechados y no ha dudado en dar puñaladas con el estilete de la traición a la mano que le dio de comer. Como si de una enciclopedia de fauna variopinta se tratara, a veces cacarea, otras ladra y llega a bañarse en los barros de la inmoralidad, pero me consta que su película favorita de Disney es “Bambi”, no piensen mal, por aquello de que le gusta los bosques frondosos y cuanto más, mejor.

Esta especie inmoral desde la cubierta del yate en Ibiza, con sus amigos los empresarios, se atreve a aseverar que la política social no sirve para nada y que todos aquellos que creemos en ella, somos seres diabólicos. Cuando a la puerta de su despacho pega un ciudadano o ciudadana que viene a intentar fraccionar sus deudas, la rara especie nunca está, pero si el que llega es alguno de sus amigos empresarios “luxe” les acompaña haciendo reverencias por todas las dependencias municipales.

Su filosofía y pensamiento es: “a los empresarios luxe siempre lo que quieran, los ciudadanos al fin y al cabo solo votan cada cuatro años”. Esta rara especie a extinguir, es de tal bajeza moral que cuando le intentan apartar el biberón por un segundo empieza a emitir llantos en forma de acusaciones y amenazas de contarlo todo. Sabe que si falla el biberón político, tiene garantizado el biberón empresarial de sus amigos que, serían capaz de hasta darle un sueldo en la sombra si le falla esto de la política(como ya hicieron antes con él). Son tan calculadores en su estrategia que, en su excedencia como cargos políticos, son capaces hasta de nombrar a sus exjefes para seguir con la cadena de favores inmorales, todo por no volver a mi trabajo por turnos…que en la política estoy de lujo.

Esta rara especie lleva mal envejecer y a toda costa quieren aparentar juventud, para no desentonar con el paisaje, y no les importa hacer el ridículo llevando vestimenta de payaso, pero los achaques de la vejez les pasan malas jugadas y eso se les nota mucho en su olfato, ya que con el tiempo les falla, no sé si debido a la sinusitis o debido a haber respirado por la nariz mucho aire de levante, que ya se sabe que el aire de levante deteriora mucho el olfato. Mucho levante en exceso es perjudicial.

Esta especie, movida por su ego, piensa que utiliza bien el látigo y hasta disfruta leyéndose cuando lo saca a pasear pensando que los demás le temen. Lo que no sabe, esta especie inmunda que en política no todo vale, y que ese látigo mal utilizado se vuelve contra uno y con la vejez ya los reflejos no son lo que eran antes, contra el tiempo no se puede luchar. Y las lagartijas, cuando están agonizando y llegan a su fin solo saben dar coletazos desesperados sin utilidad.

Esta es una descripción de esta especie que hoy me tocó analizar, ahora ustedes juzguen si esta especie autóctona de la desvergüenza existe en Ceuta y, si es así, de alguna manera habrá que extinguirla.

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