- A estas alturas afirmar que en nuestra ciudad se dan unos porcentajes alarmantes de personas que tienen que vivir bajo los umbrales de la pobreza, cercano al cuarenta por ciento de la población, es hacer una afirmación que está prácticamente asumido por la ciudadanía.

Todos somos conscientes de que hay muchísimas familias que cuentan con recursos mínimos para subsistir o que las hay que ni siquiera tienen esos recursos y precisan la ayuda de la administración o de ong´s.

Lo malo es que cuando una situación se prolonga mucho en el tiempo, acaba asumiéndose como algo habitual y normal. Se termina cayendo en la pasividad y la impotencia para solucionar situaciones que solo deberían ser, como mucho, transitorias. Y es que, por mucho que uno lo desee con todas sus fuerzas y que intente por todos los medios a su alcance dejar de vivir en una situación forzada y a veces sobrevenida que le empuja a estar excluido socialmente, precisa también del empuje y el compromiso de las administraciones.

Más que probablemente, todos conozcamos a familias que tengan que salir adelante con apenas cuatrocientos euros mensuales que, evidentemente, apenas les alcanzan para lo básico. Del mismo modo, me sigo sorprendiendo al conocer cómo muchas de esas familias no acuden a los servicios sociales a requerir la ayuda de la administración, que se conforman y resignan con lo que tienen porque a veces, se sigue asociando la ayuda que se pueda obtener a través de los servicios sociales a la caridad.

Y como no se producen actuaciones de oficio, mediante las que la propia administración, a través de personas cualificadas (trabajadores sociales, técnicos de integración, etcétera) conozca las necesidades de muchas familias ceutíes, a veces se producen situaciones de auténtico desamparo.

La eliminación o la reducción de la pobreza debe ser algo que ambicionemos entre todos, con independencia de a quién afecte. La implicación política y la capacidad de ponernos en la situación de los que menos tienen (eso que llaman empatía) debe ser la máxima, puesto que las situaciones de pobreza entiendo que serán difíciles de superar si no es aunando esfuerzos. Pero esos esfuerzos deben ser reales no simples brindis al sol ni declaraciones de intenciones.

Eso ya se ha hecho durante mucho tiempo y, como era de esperar, no ha dado ningún resultado. Igual que muchas veces se ha pretendido, y se pretende, ocultar la realidad porque al gobierno local imagino que le debe provocar, al menos, cierto sonrojo admitir que año tras año, viene perdiendo el combate contra la pobreza.

Luchar contra la pobreza debe llevarnos a conocer los motivos que la originan, por qué se llega a situaciones tan marginales en muchos casos, qué impide el desarrollo socioeconómico de muchos ceutíes y a partir de ahí, ir dando respuestas para buscar soluciones. Sólo de ese modo, cabe la posibilidad de que algún día Ceuta deje de ser una de las ciudades más pobres no sólo de España, si no de Europa.