Daniel Bernabé firmaba hace unos días un artículo en lamarea.com titulado “Deconstruyendo a Pablo Casado” en el que nos regalaba un interesante análisis de la carrera y el perfil político del visecretario general de Comunicación del Partido Popular. Selecciono un extracto que me sirve de introducción para lo que deseo explicar. Pido disculpas por la extensión:

Ciudadanos le ha cogido gusto al uso de la mentira como arma política para intentar hacer daño a sus adversarios políticos

“Tomemos un ejemplo reciente para ver cómo opera esta peculiar forma de comunicación. Ante la pregunta de cuál era su valoración sobre unas conversaciones en un chat de un grupo de policías municipales de Madrid, de carácter violento y fascista, el portavoz popular podría haberse descolgado con unas declaraciones tipo de repulsa y condena. Sin embargo, anticipando una posible responsabilidad de su partido en los criterios de selección de estos agentes, Casado sacó a colación, inmediatamente, los episodios de Zapata y Maestre. No contento con esto continuó hilando su narración, que le llevó a desear una sociedad donde no ocurran estas cosas, que es justo lo que Podemos busca, en su opinión, por haberse formado en Ecuador, Bolivia y Venezuela, donde les pagaron bien por ello. Concluyó que, a diferencia de lo que hace Maduro, no está bien insultar a nadie. (…) un hilado lleno de imprecisiones, huecos, falsedades y conexiones que presentan a la víctima de un suceso como responsable del mismo sin afirmarlo en ningún momento. En primer lugar, no se trató solo de insultos, sino de algo mucho más grave, cometido además por funcionarios armados. En segundo lugar, Casado obvió que Zapata y Maestre fueron absueltos (…)  Como tercer punto, Podemos se formó como grupo político en Madrid y sus dirigentes, académicamente, en la Complutense y otras universidades europeas. Fueron algunos de estos dirigentes los que prestaron servicios de consultoría, antes de entrar en política, a los citados gobiernos latinoamericanos y, hasta el momento, no se ha podido demostrar ninguna vinculación del partido con los mismos (…) de lo sucedido o lo probado a lo repetido, extenuantemente, queda lo segundo, siendo aprovechado sin ningún pudor. (…) Esta forma de argumentar de Casado, que parecería delirante a poco que los periodistas quisieran o pudieran repreguntar (…) no es un hecho aislado, sino una costumbre cada vez más habitual que es compartida por sus socios tácitos de Ciudadanos.”

Efectivamente, Ciudadanos le ha cogido gusto al uso de la mentira como arma política para intentar hacer daño a sus adversarios políticos. El último ejemplo local, que explico a continuación, es particularmente ruin y mezquino.

Alguien podría pensar que Ciudadanos, sencillamente, se equivocó, pensando que lo que decía su nota era cierto, pero si esto fuera así, a estas alturas ya habría una disculpa pública (como la que presentó el diputado Juan Bravo cuando se hizo eco de la misma calumnia y se le comunicó que estaba propagando algo falso) de los de Albert Rivera, algo que ni ha sucedido ni se espera que suceda.

Podemos fue el primer partido en recriminar al ex President Montilla sus palabras acerca de las Ciudades Autónomas, pero no lo hizo a través de ninguno de sus representantes locales, sino del propio Secretario General de la formación a nivel estatal, Pablo Iglesias. Al parecer, esto no gustó mucho a los integrantes de Ciudadanos en Ceuta, quienes, en lugar de reconocer el gesto (desde la más absoluta y legítima discrepancia ideológica), decidieron que era el momento perfecto para atacar al único dirigente político nacional que sí decidió utilizar su proyección mediática para exigir respeto para ambas ciudades. ¿Cómo le atacaron? Mintiendo. Ciudadanos lanzó (y mantiene en redes sociales) una nota de prensa en la que revive un bulo sobre Pablo Iglesias basado en una foto del líder de Podemos pegada a unas palabras entrecomilladas que jamás pronunció: “Ceuta y Melilla son como la vesícula y el apéndice: si te las quitan no pasa nada”.

En Ciudadanos saben que Pablo Iglesias nunca dijo lo que ellos dicen que dijo sobre Ceuta y Melilla y, aún así, utilizan aquello que saben que es falso para tratar de desacreditar, señalar y destruir a quienes no piensan como ellos

Alguien podría pensar que Ciudadanos, sencillamente, se equivocó, pensando que lo que decía su nota era cierto, pero si esto fuera así, a estas alturas ya habría una disculpa pública (como la que presentó el diputado Juan Bravo cuando se hizo eco de la misma calumnia y se le comunicó que estaba propagando algo falso) de los de Albert Rivera, algo que ni ha sucedido ni se espera que suceda. Por otro lado, se confirmaría que Ciudadanos no sólo no contrasta mínimamente la información que le llega a su equipo de prensa (dirigido por un periodista con experiencia de quien se espera un mínimo respeto por la deontología), sino que da veracidad a cualquier fake (bulo) de los miles que circulan por las redes, incluyendo, por ejemplo, varios fotomontajes (como el que ellos utilizan para atacar a Podemos y a Pablo Iglesias) de Albert Rivera e Inés Arrimadas hacen el saludo nazi.

Sencillamente, la verdad no importa para esta gente. No conocen la ética política.

No. Los naranjas no pensaron en ningún momento que lo que decían en su nota era verdad. En Ciudadanos saben que Pablo Iglesias nunca dijo lo que ellos dicen que dijo sobre Ceuta y Melilla y, aún así, utilizan aquello que saben que es falso para tratar de desacreditar, señalar y destruir a quienes no piensan como ellos. Utilizan la mentira argumental de Pablo Casado: se sirven del ruido y de la falsedad más obscena para convertir al “bueno” (alguien que ha defendido a Ceuta) en el “malo” (alguien que ataca a Ceuta). Sencillamente, la verdad no importa para esta gente. No conocen la ética política.

la única razón de ser de Ciudadanos como proyecto estatal se basa en impedir la ampliación del horizonte democrático defendida por Podemos y las confluencias; pero la (lógica) antipatía patricia de los guardianes más obedientes del statu quo contra las fuerzas plebeyas que encarnan su antítesis no debería ser justificación para la mentira ni para el cruce de líneas que, por mera decencia, jamás habrían de cruzarse, como la línea del ridículo.

Es absolutamente comprensible que a la muleta del Partido Popular no le guste que Podemos señale su carácter clasista y antisocial (al querer privar de su derecho al trabajo a las personas que no saben leer) o que les recuerde sus orígenes (a los que podríamos decir que prácticamente han vuelto) de extrema derecha junto a Libertas. Del mismo modo, cualquiera con un mínimo interés por el funcionamiento de nuestro sistema político es plenamente consciente de que la única razón de ser de Ciudadanos como proyecto estatal se basa en impedir la ampliación del horizonte democrático defendida por Podemos y las confluencias; pero la (lógica) antipatía patricia de los guardianes más obedientes del statu quo contra las fuerzas plebeyas que encarnan su antítesis no debería ser justificación para la mentira ni para el cruce de líneas que, por mera decencia, jamás habrían de cruzarse, como la línea del ridículo. Porque cuando sólo un medio de comunicación se hace eco de tus falsas acusaciones y lo hace, precisamente, para señalar que estás acudiendo a una vil mentira desmentida hace dos años es que, aparte de quedar claro que actúas motivado por la maldad, has hecho el más obsceno y vergonzoso de los ridículos.