El día 7 de enero, el señor Jorge Uriel Gómez, defensor a ultranza del Partido Popular, publicó un artículo criticando la “Carta a los Reyes Magos” escrita por Jóvenes Caballas. Me hubiera gustado poder responder al señor Uriel en el mismo diario en el que él dio rienda suelta a los mismos “argumentos” que el PP lleva repitiendo sin cesar durante un año con la intención de justificar su estafa descarada al pueblo español, pero como “El Faro de Ceuta”, ese periódico subvencionado con dinero de todos los ceutíes, decidió prescindir de mis servicios tras un artículo que escribí y que al parecer no sentó muy bien en algunos círculos conservadores, lo haré únicamente por aquí, donde las opiniones no molestan y son publicadas.

Tomando ejemplo del Partido Popular, su acérrimo defensor acude a lo depositado en las urnas para legitimar la actuación del partido de sus amores. No deja de ser gracioso la constante reivindicación de la democracia que llevan continuamente a cabo los simpatizantes y los miembros de un partido fundado por un franquista, de un partido que apoyó una guerra ilegal y vergonzosa como la de Irak aun con más del 80% del pueblo en contra, de un partido que siempre se ha negado a aclarar los crímenes cometidos por la dictadura que asoló el país durante 40 años. Es gracioso, a la vez que triste, pero más gracioso y más triste es que el señor Uriel demuestre, al igual que todos los que como él acuden al superado argumento de las elecciones de hace un año, su incapacidad para entender los argumentos de aquellos que no opinan como él. En su carta, Jóvenes Caballas, antes de pedir la dimisión del Gobierno habla de su engaño a los electores, de la diferencia de 180 grados entre lo que los populares prometieron en campaña y lo que posteriormente aplicaron. Una vez dicho esto, volver a hablar tan hipócritamente de “lo que los españoles decidieron en las urnas” es ridículo e insultante. Un programa electoral equivale a un contrato y la confianza de los electores equivale a la firma; si el contrato se incumple por parte de uno, las responsabilidades del otro quedan borradas. Creo que no es tan difícil de entender que si alguien llega al poder mintiendo y no lo paga, la democracia se convierte en una estafa que no merece ningún respeto.

El señor Uriel sostiene que Jóvenes Caballas, al usar una palabra tan sumamente malsonante, hiriente, provocadora e irrespetuosa como es la palabra “choque” están empleando un lenguaje “aguerrido e incendiario”. Si ha leído algo escrito por mí no quiero ni imaginar los adjetivos que este educado señor guarda en sus adentros hacia mi persona. Yo, particularmente, creo que aguerridas e incendiarias son las políticas sociales del Gobierno que sufrimos. Creo que aguerrido e incendiario es someter a los dictámenes de la troika y a los intereses de las empresas privadas los derechos y los destinos de aquellos a los que precisamente debes lealtad. Eso sí es escandaloso y no utilizar la palabra choque. Es escandaloso que alguien que presume de demócrata y de moderado diga que lo justo no es que pague más quien más que tiene, sino quien más uso haga de los servicios. Con esta afirmación, Jorge Uriel se quita la máscara y nos muestra el poco respeto que él y los que piensan como él sienten hacia el llamado “Estado de bienestar” del que cada vez queda menos. Con sus palabras, lo que este buen hombre nos viene a decir es que él ve justo que un padre de una familia numerosa que no llega a fin de mes pague más por la Educación o la Sanidad Públicas que un acaudalado empresario soltero. Nos está diciendo que el obrero que tiene cuatro hijos y tiene que cuidar de una madre enferma debe dejarse , en proporción, más pasta que el millonario que posee una salud de hierro y carece de cargas familiares. Creo sinceramente que este señor no tiene ni idea de lo que significa la palabra “derecho”. No, señor Uriel, no es justo que aquel que más hace uso de sus DERECHOS deba pagar más por los mismos. Los derechos no deben costar dinero, lo que en términos de Estado equivale a decir que deben ser costeados entre todos los ciudadanos, por lo que lo justo es que sea aquel que gane más el que más aporte, ya que es el que más se lucra del consumo y del trabajo colectivo. Aunque usted no lo crea, nadie, ni el más listo, ni el más trabajador , se hace millonario solito y lo verdaderamente democrático es que gran parte de esa ganancia que recibe de la sociedad vuelva a la sociedad en forma de Educación, Sanidad, ayudas para los dependientes y pensiones para nuestros mayores. Sé que para un partidario del liberalismo como usted es complicado de entender, pero confíe en los que aún mantenemos la ética, la solidaridad (que no la caridad) y el sentido común: es así.

Por último, le diré que si quiere ver formas ridículas de oposición y maneras banales de hacer política, revise cualquier vídeo que haya por la red de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, González Pons o Esperanza Aguirre durante los años de Gobierno del PSOE. O eche un vistazo a toda la trayectoria política de Javier Arenas. Eso sí que es ridículo y banal. De nada.