David Muñoz Arbona, Senador de España por Ceuta

​En el mundo en el que vivimos, estamos rodeados de efemérides que nos recuerdan grandes logros o hazañas de la Historia de la Humanidad;  inventos o descubrimientos que han hecho cambiar el mundo; nacimientos de genios en los distintos ámbitos de la ciencia, técnica, artes, cultura y demás disciplinas… y a su vez, días en los que se debe recordar, conmemorar y homenajear un poco más que el resto de los 365 días del año, la labor o profesión de un colectivo que sobrepasa sus cometidos laborales a favor del bien común. Pues bien, hoy es uno de esos días: 12 de mayo, el Día Internacional de la Enfermería. Por ello quiero mostrar mi mayor y sincero apoyo y reconocimiento a todas aquellas enfermeras y enfermeros que han dado, y siguen dando su vida para salvar otras. Como exponían los sabios textos que componen la Mishná: “Quien salva una vida salva al mundo entero". Pues eso habéis estado haciendo cada uno de vosotros, salvar al mundo entero. Entre ellos a mí, en alma y esperanza durante este confinamiento. Como hace doce años que casi pierdo lo más preciado de mi vida, mi madre, y en el Hospital Universitario de Ceuta la tratasteis como una reina y nos insuflasteis energía y optimismo. Otra vez demostráis que sois “Ángeles de bata blanca”

Ni qué decir tiene, que este homenaje va hoy en particular para las enfermeras y enfermeros, ya que, es su “cumpleaños” (un 12 de mayo de 1820 nacería Florence Nightingale, enfermera y una de las precursoras de la enfermería moderna, que curiosamente, aplicó sus estudios a la epidemiología) pero, por supuesto, mi humilde sentir y admiración va hacia todo el colectivo sanitario en general, que tanto en hospitales, clínicas privadas, residencias de ancianos, centros de personas dependientes o con discapacidad, ambulancias, cuarteles, albergues, hospitales de campaña y otras instituciones sociosanitarias, han donado todo de sí. En UCIS, plantas, laboratorios, quirófanos, con llamadas telefónicas, visitas domiciliarias… habéis dado una lección a la Humanidad. Este mundo nos ha dado una desagradable sorpresa, y vosotras y vosotros habéis sido el ejemplo del buen hacer: ciencia y amor aunados para poder superarla día a día.

El rostro de una enfermera o enfermero te ha acompañado siempre: desde que naces, el médico y la matrona te ponen en brazos de tu madre; cuando ibas a vacunarte de infante, soltabas más de una lágrima; una de las principales palabras que aprendías en inglés era “nurse”, y al ver por los pasillos hospitalarios en los años 80 esa fotografía de una enfermera que con su dedo en la boca te comunicaba mediante una señal que guardaras silencio, tantas y tantas veces... Y ahora, en los numerosos medios de comunicación en los que junto con vuestros compañeros médicos, auxiliares, terapeutas… Habéis salvado miles de vidas, y aplaudido y cantado con una alegría desbordante “¡RESISTIRÉ! cada vez que salían de ese calvario vírico que ha tenido y tiene a miles de españoles en una situación de extrema gravedad. A pesar la falta de medios, horas de mucha tensión, turnos interminables y exposición de vuestras vidas y de la de los vuestros, ahí habéis estado como amantes vocacionales de vuestra profesión y servidores del desvalido.

Como exponía Hipócrates, padre de la Medicina: “Las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la Naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente”. Pues parece que con displicencia ante nuestras cortas miras, eso ha sucedido. Una terrible pandemia nos ha asolado y ha hecho que miles de nuestros compatriotas hayan muerto. A todos ellos y a sus familias, nuestro pesar y máximo cariño. Os hemos aplaudido fuertemente todos los días a las 20:00 horas, pero eso no es suficiente. Os merecéis muchísimo más: dignidad en vuestra protección y profesión. Muertes en acto de servicio, que no sólo deben tener un merecido reconocimiento institucional, sino una mejora en vuestras condiciones sociolaborales, materiales sanitarios y recursos humanos y técnicos que todos los gobiernos y administraciones deben proporcionaros, principalmente, el de la Nación.

No habría folios para transcribir el cuantioso y valioso número de personas, instituciones y colectivos que, desde vuestras respectivas profesiones, habéis hecho que estos momentos difíciles hayan sido mucho menos amargos y mucho más esperanzadores. Me he puesto en contacto telefónicamente, por email, visitándoos como, cuando y con los que he podido, y seguiré haciéndolo con los que aún no lo he hecho, pero como he expresado en otros foros: ofrezco mi humilde ayuda y persona para cualquier cosa que estuviera en mi mano para poder ayudar. Y por supuesto, todo mi apoyo a los que han superado la enfermedad, a los que aún la padecen y a las familias de los cuatro conciudadanos que perdieron su vida por el Covid 19, a los que no supe bien cómo consolarles. Ellos viven en los genes de los suyos y en sus almas.

El que aquí suscribe no entiende la política de otra forma que no sea la de ayudar a la “polis”, a la ciudadanía como han tratado todos los filósofos clásicos. La contundencia y el apoyo a las ideas de aquel grupo político al que perteneces, en mi  caso el de los 97 senadores del Grupo Parlamentario Popular, suena y debe seguir sonando con fuerza tanto en el Senado (que es la cámara a la que tengo el gran honor de pertenecer representando a mi tierra, a mi Ceuta y en la que recientemente estuvo el Presidente Juan Vivas demandando y dando a conocer nuestras necesidades y a su vez, riquezas) como en el Congreso y otras asambleas autonómicas y municipales. Reivindicamos y reivindicaremos numerosas mejoras en las condiciones sociolaborales del colectivo sanitario y de enfermeros, como hasta ahora estábamos haciendo en la Cámara Alta, prestando mi apoyo y comunicando a aquellos sindicatos o instituciones sanitarias con las que he despachado en los tres escasos meses antes de que surgiera la crisis.

A modo de mociones, interpelaciones, proposiciones de ley y preguntas parlamentarias que desde el Grupo Parlamentario Popular en el Senado, que se realizan , ya sea a través del portavoz o los portavoces del comité de Dirección, ya sea a través de los portavoces de cada una de las comisiones especializadas (en este caso en la de Sanidad) defenderemos nuestra sanidad. Y por supuesto que se están solicitando y seguirán pidiendo responsabilidades ante el gobierno de la Nación, puesto que, es lo que conlleva gestionar algo, responsabilizarse con las consecuencias políticas y legales.

Tanto por vía de acciones parlamentarias en el Senado, como con comunicados en prensa, he solicitado al INGESA y a través de la Delegación del Gobierno  de Ceuta (a la que me puse a su disposición institucional) medidas como: el aumento de número de tests masivos para toda la población, la mejora de materiales y más EPIS para nuestros sanitarios; tomar a Ceuta como un lugar de difícil desempeño para el colectivo y otras múltiples medidas demandadas para los sanitarios desde el Grupo Parlamentario Popular en el Senado. Al igual que, aunque estuvieran fuera de sus competencias directas, he mantenido y he prestado mi predisposición tanto al Presidente de la Ciudad Autónoma, como al Consejero de Sanidad que, extrapolándose de sus competencias, han aportado gran cantidad de recursos humanos, sanitarios y económicos en aras del bien de los ceutíes y han mostrado ejemplo de cogobernanza entre administraciones.

Desde que empezó esta pandemia, algo sorpresivo e inédito para todos, no iba a ser menos para mí. Un docente vocacional de Geografía, Historia y Arte, tanto en el ámbito de la enseñanza secundaria como universitaria, que en ese momento se acababa de estrenar en la vida política activa, con escasos cuatro meses en el Senado de España. Una de mis primeras reivindicaciones sería la figura de la Enfermera/o Escolar y, por supuesto, la mejora de las condiciones de los sanitarios de Ceuta, un lugar maravilloso y difícil al mismo tiempo, dependientes del INGESA que “pilla muy lejos”. De ahí que entre las Comisiones que solicité en el Senado fuera la de Sanidad, para poder “luchar” y dar voz a los ceutíes desde la Cámara Alta por la Sanidad de Ceuta.

Hace hoy 121 años que surgió el Consejo Internacional de Enfermería, una federación de 130 asociaciones nacionales de enfermeros (ANE), que representan a los más de 13 millones profesionales de la enfermería del mundo entero.  Annette Kennedy, su presidenta, recuerda este año en su discurso titulado “Llevando al mundo hacia la salud”: “Hay más de 20 millones de profesionales de la enfermería en todo el mundo y cada una de ellas tiene una historia. Entienden de esperanza y valor, alegría y desesperación, dolor y sufrimiento, así como de vida y muerte (…) Están presentes en algunos de los momentos más preciados de la vida al igual que en algunos de los más trágicos”

​Quiero por ello desde aquí trasladar mi más sincero agradecimiento (y pido disculpas si me olvido de alguno de ellos) a todas las enfermeras y enfermeros del mundo, de España y en especial, de Ceuta. A través del Colegio Oficial de Enfermería; a las enfermeras y enfermeros del INGESA; a la Consejería de Sanidad; a los diferentes sindicatos de enfermería; a los enfermeros de nuestras tres residencias de la tercera edad; Protección Civil ; director y enfermeros de Emergencias Sanitarias ; a las clínicas privadas; a la Comandancia General y los enfermeros militares ;a la decana y alumnos de la Facultad de Enfermería en el Campus Universitario de la Universidad de Granada en Ceuta, que tantos buenos profesionales ha proporcionado y sigue formando; a los enfermeros de Cruz Roja Española, que tanta formación dan en los colegios e institutos; a los autónomos, a los voluntarios, a todos: MUCHAS GRACIAS y mi más sincera admiración y reconocimiento.