- No iba a tratar este tema porque estoy harta que siempre seamos las mujeres las que estemos en el ojo del huracán, con legislaciones absurdas que intentan dominar nuestro sentir y nuestra capacidad para decidir.

Cansada de la doble moral de quienes reivindican una cuestión cuando algo esta de moda, pero luego acusan a quienes se salen de lo conservador. Pero dos sucesos recientes han hecho que quiera centrar este espacio en hablar claro sobre la vestimenta de las mujeres. Hace unos días vi la imagen de unos policías obligando a una mujer, que iba cubierta en la playa, a desnudarse. Denigrante. Me produce asco el abuso del poder. He dicho a todo el mundo que me ha preguntado que con el Burkini existen dos debates, el hecho de considerarlo parte del patriarcado y el machismo, y las medidas que se deben de tomar sobre él.

La prohibición no es la salida, aunque a mí personalmente me incomode ver a una mujer tapada desde las puntas del pie hasta el ultimo pelo de la cabeza. Dudo que una mayoría lo hagan por libertad, tal vez porque piensan que es lo correcto, lo que tienen que hacer, lo normal, como también es normal que sea la mujer la que tenga que ir con transparencias en diciembre para dar las uvas, al lado de un hombre bien tapado para no pasar frío, o como es normal que las mujeres sean las que se cojan la baja maternal.

Puede que algunas se sientan cómodas y no estén condicionadas por la sociedad, pero basta que exista una única mujer obligada, para que nuestras herramientas tengan que ir centradas en la pedagogía de su liberación. Dicho esto, rechazo rotundamente que se multen a las mujeres por llevar Burkini, que es lo que más se está escuchando ahora en verano, porque las estamos convirtiendo doblemente en víctimas. Estas medidas no buscan proteger los derechos de las mujeres, sino legislar sobre ellas, es decir, seguir dominado.

Prohibir lo único que vamos a conseguir es que dejen de ir a los espacios públicos, porque repito, son ellas y solamente ellas las que tienen que decidir cómo y con qué vestir.

Eso sí, he visto más defensa a la libertad de decidir sobre llevar esta vestimenta, que ataques a quienes piensan que las mujeres que usan perfumes son unas fornicadoras o que no deben lucir tacón de aguja. He visto unanimidad en Ceuta en el discurso de la libertad de las mujeres para llevar Burkini, cuando luego algunas de estas personas, sobre todo políticos de la derecha mas rancia, no toleran la capacidad de la mujer para decidir abortar o para acceder a un programa de fertilidad cuando su pareja es otra mujer.

Es decir, nos contradecimos. Y esto lo he comprobado en el mismo momento que mi amiga y compañera Mayda ha tenido que salir en defensa de su decisión de quitarse el pañuelo para responder a las críticas y encima ha sido noticia en los medios de comunicación.

Por tanto, tanta libertad en la sociedad creo que no existe. No nos engañemos y mejor dicho, no confundamos. El discurso debe ser siempre coherente y dirigido sobre la misma línea, el de la igualdad.

Quizás, para defender este posicionamiento decida realizar un Femen, estoy segura que también me multarían o me llamarían provocadora porque decida utilizar mi cuerpo como arma política. Y no, no existe ninguna norma que me impida en un espacio autorizado realizar una performa. Y también me llamarían guarra, como lo han hecho con las mujeres que se bañan vestidas en la playa.

Ese es el problema, que no llueve a gusto de todos, mucho menos cuando el asunto es la imagen de las mujeres. Supongo que por eso dicen que somos nosotras las que hemos ofrecido la manzana. Brujas del progreso. Pecadoras por exceso o limitación. O más bien, guerreras en la lucha de nuestra propia conquista. Sigamos.