PSOE

En España se estima que hay alrededor de un millón y medio de personas que sufren una soledad no deseada. Si permanece la tendencia actual de envejecimiento demográfico, se calcula que en 2029 habrá en España más de DOS MILLONES de personas sufriendo una soledad que les aísla y les margina en la sociedad.

La soledad constituye para las personas que la padecen una fuente de sufrimiento permanente y puede llegar a ser un grave problema de salud. Es muy frecuente que a partir de una situación de soledad surja la depresión y la enfermedad. La prensa nos da a conocer casos de ancianos que vivieron solos y que su muerte tarda semanas, y en algún caso años, en conocerse.

Entre quienes sufren la soledad se encuentran, según los estudios disponibles, especialmente las personas mayores, que han perdido su pareja, su familia, sus amistades, sus contactos laborales y en general sus redes sociales de apoyo.

En nuestro país no se ha tomado suficiente conciencia global de este gran problema que condena a tantas personas al olvido, a la enfermedad y a la muerte prematura. Muchas de ellas no tienen ningún contacto humano en su vida diaria, a veces en semanas o meses. La sociedad se inhibe y en algunos casos la responsabilidad se carga exclusivamente sobre la familia o la propia persona que sufre la soledad, a la que se califica de rara o poco sociable.

La soledad no deseada, no se percibe como un problema social, político o económico y, por tanto, no se asume como un problema de Estado. Aunque por suerte hay algunas entidades y administraciones públicas que hacen una labor encomiable, si bien necesitarían más recursos.

Estamos convencidos que un país como el nuestro, que forma parte de la UE y comparte valores de cohesión social con otros países miembros, no puede, sin avergonzarse, dejar abandonadas a su suerte en tan grave situación a tantas personas que padecen soledad.

La Administración del Estado no ha asumido el liderazgo de unas políticas orientadas a atender a la población que vive aislada o experimenta soledad no deseada. Esto quiere decir que no lo ha considerado un problema político relevante, a pesar de que esta falta de voluntad política implica un enorme sufrimiento humano para muchos miles de personas abandonadas a su suerte.

Consideramos que la atención a las personas que viven en soledad no deseada es un problema de Estado, que se debe afrontar con urgencia a través de una estrategia nacional

Nos parece imprescindible abrir un debate político y social orientado a consensuar vías efectivas para abordar el problema. De este debate habrá de salir un amplio y urgente compromiso de las instituciones públicas, económicas y sociales, que implique también al conjunto de la ciudadanía.

Se trata de establecer una Estrategia de Estado para la Soledad, cuyas líneas principales serían las siguientes:

El Gobierno de España, con su Presidente comprometiéndose de forma explícita ante la ciudadanía, debería asumir el liderazgo de la atención a las personas que sufren soledad e impulsar un Organismo que coordine y difunda los recursos de que disponen los sistemas de servicios públicos, estudiando previamente la incidencia de la soledad no deseada en los distintos ámbitos geográficos y las medidas más adecuadas para su erradicación.

 Esta Estrategia Nacional debería ser acompañada de Estrategias similares de las Comunidades Autónomas y los Gobiernos Locales en su ámbito de competencias.

 El Defensor del Pueblo debería asumir este problema dentro de sus prioridades y dar los pasos necesarios para impulsar la erradicación de situaciones que condenan a la exclusión a una parte tan significativa de la ciudadanía.

 Se debería crear un Foro Nacional para la Innovación, en el que, además de la Administración del Estado, estén comprometidas las grandes empresas y organizaciones sociales, y cuya misión sea desarrollar programas y herramientas que ayuden a resolver de forma eficaz el grave problema que tienen muchas personas que sufren una soledad que les margina de la comunidad.

 Un objetivo esencial de la Estrategia Nacional contra la Soledad sería sensibilizar, implicar y concienciar a toda la población y a las organizaciones de la sociedad civil sobre la necesidad de participar en la construcción de una sociedad cohesionada, que no abandona a ninguno de sus miembros a su suerte. Solo una sociedad así puede considerarse desarrollada en todos sus aspectos. incluido el económico.