- Afortunadamente ya se ha producido el desbloqueo institucional. Pedro Sánchez y el PSOE han aceptado la propuesta del Jefe del Estado.

La dinámica que ha vivido este país ha cambiado. Los problemas siguen siendo los mismos, pero de la incertidumbre y el pesimismo hemos pasado a considerar la posibilidad de la esperanza.

En el año 1982 se produce una eclosión en el panorama político español. El cambio llega con la victoria del PSOE y Felipe González. La frase que es el centro de interés de la campaña se hace realidad: “Que España funcione”. Otra política se instaura en nuestro país. Después de la aceptación de Pedro Sánchez, la posibilidad de otro nuevo cambio no es un sueño.

Hay similitudes y diferencias respecto al anterior cambio. Una ola de entusiasmo, de optimismo y de ilusión aparece en los rostros de los militantes, simpatizantes y votantes socialistas. El resto de la población vislumbra algunos rayos de luz. La oscuridad que nos lleva acompañando estos últimos años no es imbatible. Eso sí, la situación continúa siendo muy difícil. Hay analistas y ciudadanos que siguen pronosticando un final imposible.

Como ha manifestado el propio Pedro Sánchez, ahora el cambio no depende de un solo líder y de una sola fuerza política. El pasado 20 D los ciudadanos han dicho que España necesita cambio. También, que debe producirse con el diálogo y la confluencia de las fuerzas proclives a ese cambio. La sociedad manifiesta que hacen falta soluciones y que es necesario ponerse de acuerdo. Estamos en un momento difícil, pero a la vez atractivo, por las posibles consecuencias positivas para el conjunto de la sociedad.

España puede seguir sorprendiendo al mundo, como sucedió cuando la transición. Hay que vencer las reticencias. Nada es imposible, si hay seguridad en las convicciones y se piensa en el bien común. No faltarán en este camino displicentes agoreros, como el señor Margallo, que antepondrán los intereses partidistas, marginando los intereses nacionales, aunque se vea afectado el prestigio de España a nivel internacional. Al final se impondrá la cordura, porque no se va a poner en peligro nada que sea esencial para nuestro país.

Entre los problemas y los ciudadanos, en este momento es posible llegar a soluciones. El único veto es el que las fuerzas del cambio se pongan. Como se ha mencionado anteriormente, determinados aspectos habrá que salvaguardarlos, como es la unidad de España, el respeto a las leyes y la Constitución. Si trabajamos por lo que nos une, ganarán los ciudadanos, ganaremos todos y por supuesto, ganará nuestro país.

El candidato para la investidura de Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, que ha sido propuesto por el Rey, ha manifestado: “Mi propósito, en consecuencia, es resolver los problemas de los españoles y las españolas. Porque tras cuatro años de gobierno del PP, España se encuentra ante cuatro grandes desafíos a los que tenemos que dar respuesta inmediatamente…”

Es necesario enfrentarse a ellos para que España progrese con un Gobierno de cambio, con políticas socialdemócratas, como otros países que están en primera línea de la política europea. El primer desafío es buscar alianzas para crear más oportunidades laborales, para crear más empleo, consolidar la recuperación económica, garantizar la estabilidad de nuestras cuentas públicas, reforma de nuestro sistema fiscal que defienda a la clase media y trabajadora, proponer un gran pacto educativo…

El segundo desafío es el de la desigualdad. Nuestro país es el segundo país de la Unión Europea en desigualdad. En España la desigualdad y la pobreza quien la sufre sobre todo son los niños y los jóvenes. Se va a proponer reactivar la ley de Dependencia, recuperar la universalidad de la sanidad pública, reconstruir el Pacto de Toledo para garantizar la financiación de las pensiones. Proponer un gran pacto social contra la violencia de género…

El tercer desafío es proponer un gran acuerdo para la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción. Tolerancia cero y el final del aforamiento de diputados y senadores. El cuarto desafío es Cataluña. Propuesta de reformar la Constitución, para avanzar hacia el estado federal y abrir un nuevo periodo de progreso, de paz social y de estabilidad política y territorial. No cerrar las puertas al diálogo, manteniendo siempre la defensa de la unidad y el respeto a la legalidad como algo irrenunciable.

Estas propuestas del PSOE podrán compatibilizarse y negociarse con otras que presenten otras fuerzas políticas del cambio. Esperemos que el horizonte se vaya despejando. Habrá momentos de incertidumbre y de tensión, pero todos los participantes en las negociaciones no deben olvidar nunca, que por encima de los intereses legítimos partidarios, los ciudadanos están esperando soluciones. La dignificación de la política pasa por llegar a acuerdos. No hay que perder la esperanza, el cambio es posible.