El 1 de Marzo fue proclamado por la Asamblea General de la Naciones Unidas en 2013 como el Día Mundial para la Cero Discriminación (Zero Discrimination Day), una iniciativa impulsada por ONUSIDA para concienciar acerca del principio de que todos los seres humanos nacemos libres e iguales y que, por lo tanto, no se debe tolerar ningún tipo de discriminación por sexo, origen racial o étnico, edad, opiniones y creencias, enfermedad, discapacidad, orientación sexual o identidad de género, o cualquier otra circunstancia personal o social.

Bajo el lema “Hazte sentir contra la discriminación”, ONUSIDA, alerta este año sobre el hecho de que la discriminación afecta negativamente a toda la sociedad y no solo a las personas que la sufren. En este 2017 se centra en la importancia de eliminar la discriminación en el ámbito sanitario. Debe suprimirse cualquier obstáculo que dificulte el acceso al mismo puesto que la sanidad es un derecho universal.

Tras la reforma sanitaria del PP, las personas que viven en España tienen derecho a la salud o no, dependiendo de su situación a efectos de la Seguridad Social, y 800.000 personas han quedado en situación de vulnerabilidad absoluta: extranjeros en situación administrativa irregular y españoles y españolas en situación de desempleo que salen de España durante más de 90 días. Como resultado, se han causado graves perjuicios a los colectivos de población más vulnerables y se ha puesto en riesgo la salud colectiva con el elevadísimo coste social que eso supone.

Por ello, debemos trabajar para derribar los muros del miedo y del prejuicio que impiden o dificultan que las personas puedan acceder a los servicios de salud, reiterando nuestra firme oposición a la exclusión sanitaria de las personas inmigrantes y otros colectivos, llevada a cabo por el gobierno del Partido Popular. Todas las personas, en todo el mundo, deben tener derecho a la sanidad.

Las consecuencias de la discriminación nos hacen peores como sociedad. De este modo, ONUSIDA, advierte acerca del hecho de que discriminar conlleva no solo el sufrimiento individual de quien sufre el acoso, sino que además debilita la cohesión social. Igualmente advierte de que estigmatizar a las personas que con VIH desanima a que otras personas se realicen la prueba, impidiendo de este modo que aquella que lo necesite reciba el tratamiento adecuado, y poniendo en grave riesgo los esfuerzos colectivos por controlar y terminar de una vez por todas con la epidemia.

Por todo ello, nos recuerdan que combatir la discriminación es tarea de todas y todos. Levantarse y hablar cuando algo no está bien o alguien es tratado injustamente es una responsabilidad colectiva y todos debemos concienciarnos, apoyar a las personas que han sufrido discriminación, actuar para poner fin a la misma y promover los beneficios de la diversidad en nuestras sociedades.