Mercedes Vega

Me declaro feminista, sí, lo soy. Dependiendo en qué contexto y con qué interlocutores puede resultar sorprendente esta afirmación, aunque para mí lo verdaderamente desconcertante es que este término genere este tipo de reacción, lo preocupante es que se asocie frecuentemente con radicalismo u odio hacia los hombres, pero si, suele ser así.

El feminismo no es antónimo de machismo, no supone el descrédito al género opuesto como sucede en el caso del machismo, pretende la convivencia en igualdad de condiciones, sin supremacía de un género respecto a otro.

Ser feminista es tener aspiraciones de autonomía y libertad. Enarbolar la bandera del feminismo es tomar conciencia de la opresión, dominación y explotación a la que las mujeres han sido y son sometidas por parte del patriarcado. El feminismo es un movimiento social implicado en la lucha por conseguir la igualdad en el ámbito social, cultural y económico. El objetivo es hacer valer nuestros derechos como mujer sin menosprecio a los hombres.

Mañana será la primera vez que en nuestro país se haga un llamamiento a las mujeres a participar en una huelga tras años de reivindicaciones y, honestamente considero que han sido demasiados los motivos que han marcado el camino hacia esas reivindicaciones que aún hoy hay quienes consideran poco fundamentadas.

Este jueves, yo, paro, y lo hago en defensa de la igualdad laboral y salarial, en reivindicación de la  corresponsabilidad  del trabajo de cuidados y del hogar, por la imperante necesidad de erradicar la violencia machista que nos deja cada año cifras desbastadoras de mujeres que pierden su vida victimas de feminicidios.

Mañana, yo, paro porque tengo la necesidad de romper con esos estereotipos machistas instaurados en una sociedad patriarcal que relegan a la mujer a un papel secundario en el que nunca hemos debido estar.

Interrumpiré mi jornada laboral, dejando a un lado la tiza y la pizarra porque tengo la intención de hacer visible a la sociedad lo mucho que este sistema necesita a las mujeres. Quiero que mi ausencia, nuestra ausencia se haga notoria…si nosotras paramos, el mundo también se paraliza…

Paro porque necesito decir basta a los recortes de derechos y libertades por condición de sexo.

Secundaré la huelga en protesta por aquellos miles de niñas y mujeres que son forzadas a prácticas tan atentatorias contra la dignidad como la mutilación genital, la explotación sexual y obligadas a contraer matrimonio en contra de su voluntad.

Paro para exigir que el mundo de la cultura no nos invisibilice ni nos objetualice y nos muestre tal cual merecemos.

Lo haré porque necesito mostrar mi solidaridad con ese 80% de mujeres frente a hombres que son víctimas de la trata y explotación sexual.

Paro porque me enorgullece encontrarme entre ese 82% de españoles que sí encuentra sentido a las reivindicaciones feministas y a esta huelga convocada.

Paro voluntariamente y me haré escuchar silenciosamente en la concentración prevista para ese día y lo haré porque se lo debo a mi hija, porque ansío que crezca creyendo en el merecimiento a la vida en igualdad de derechos, libertades, justicia y equidad sin condición de género, teniendo las mismas oportunidades para realizarse como persona que Alfonso, Luis, Pedro o Ibrahim…porque quiero que camine sin miedo ni intimidación por ser mujer.

Ojalá despertemos de esa anestesia generalizada que nos impide visualizar la realidad que las mujeres soportamos cada día.

Con el deseo de hacer realidad esta afirmación de Víctor Hugo: “La utopía de hoy es la realidad de mañana”, creo que este jueves es el momento de reivindicar y articular una lucha colectiva de mujeres.

Reclamo igualdad, ni MÁS ni MENOS.