Durante el pasado fin de semana (del 7 al 9 de Octubre) tuvo lugar el Curso-Taller organizado por el Colegio Oficial de la Psicología de Ceuta (COPCE) e impartido por el psicólogo experto D. Ángel María Pascual Blanco, psicoterapeuta del Instituto de Psicoterapia Integrativa-Relacional (IPIR) y docente del Máster en Counseling Integrativo-relacional de Duelo, miembro fundador de la Asociación de Duelo de Vizcaya (ASBIDU) y responsable asistencial del Centro de Psicología y Psicoterapia Integrativa (ADES) en dicha Comunidad.

A lo largo de las sesiones, los psicólogos-alumnos asistentes (entre los que se hallaban los miembros del GIPEC-Ceuta) aprendieron los fundamentos teóricos y ensayaron distintas acciones terapéuticas del Modelo Humanista Integrativo-Relacional, así llamado porque “integra” conductas, pensamientos, emociones y síntomas físicos, así como diversos marcos teóricos de abordaje. Y porque cuida muy especialmente las “relaciones” del doliente con el objeto de la pérdida y con el terapeuta.

El modelo postula que toda pérdida significativa (familiar, pareja, amistad, trabajo, etc.) causa una destrucción de una parte de nuestra estructura mental que hemos de reconstruir mediante un procesamiento ascendente del dolor (desde las emociones a los pensamientos). El objetivo es acompañar a la persona durante el proceso psicológico de pérdida y acabar proporcionándole un sentido a ese dolor.

No es por tanto la labor del psicólogo aconsejar lo que es mejor para el doliente, sino ampliar su visión y su conciencia sobre el propio proceso de duelo y permitirle tomar sus propias decisiones para reconstruir su nueva vida.

Por ello, juega un importante papel la relación intersubjetiva entre la persona que solicita la ayuda y el psicoterapeuta, basada en un modelo de intervención que va más allá de la empatía, pues supone la emisión de respuestas sintónicas tras la exploración e identificación introspectiva de las necesidades del doliente y la validación de sus estrategias de afrontamiento en cada una de las cuatro dimensiones del proceso de duelo (trauma, protección, integración y crecimiento), y que le conducen a trabajar ciertas tareas psicológicas a lo largo de la terapia.

En palabras de Alba Payás (directora del IPIR en Barcelona), “resolvemos nuestro duelo no cuando dejamos de recordar, sino cuando a pesar del dolor que nos suscitan… los recuerdos se convierten en fuente de gratitud y amor”.