Jesús Palenzuela

Intento hacer eco de las injusticias y por ende, dar una modesta opinión al respecto. Hace algún que otro día, un fiel seguidor de la diosa actualidad, veía a través de sus sentidos una noticia cuán infundada era, si mis ojos no me engañaron, que es posible, ya lo propugnaba Descartes cuando abordaba los diferentes estadios de la duda.

La información que leía en mi terminal móvil narraba el caso de una jovenzuela que gracias a su aptitud obtuvo una brillante nota en la Educación Secundaria Obligatoria, el despegue para aquellos que amamos el sendero académico. Gracias a sus calificaciones recibió una beca en pro de sus galardones numéricos y su estrellato academicista, durante cuatro años formándose. Desgraciadamente no todo es color de rosas, esa gratificación le costó cara, nunca mejor dicho.

Hacienda le requería un porcentaje de esa beca, lo que me hizo extrapolar, mi psique no daba crédito ante esa situación. Intentaba desmenuzar los datos para que no me hicieran daño pero imposible, me sentí desolado por un momento. Necesitan sacar pedazos de una joven que con esfuerzo y dedicación realizó un acto laudable pero a aquellos que la fortuna les sonríe y obtienen un premio inferior a una cantidad concreta no necesitan ningún tipo de penalización económica.  

Juzgue usted mismo querido/a lector/a, creo que es un acto amoral no obstante, alguna triquiñuela tendrán para realizar esa acción. Cada ser humano posee una valoración que puede o no diferir de la mía, yo necesitaba darla a conocer y que se vea que es lo que se premia, si la ineptitud o la heroicidad.