migrante subsahariano
PSOE de Ceuta

Hoy celebramos el Día Internacional del Migrante, una fecha para reivindicar con firmeza la dignidad y los derechos de todas aquellas personas que abandonan su país en busca de una vida mejor. Tanto de los españoles de cualquier generación que emigraron y emigran a otros lugares, como de las personas de otras nacionalidades y culturas que vienen a España para, juntos, construir un país mejor.

Vivimos un momento en el que los discursos xenófobos, racistas, islamófobos o contra otros grupos sociales han encontrado eco en España a través de partidos de extrema derecha y de una derecha que no tiene disimulo a la hora de blanquear, incluso asimilar, sus postulados. En estos momentos, el papel de un PSOE determinado a combatir con argumentos y datos fidedignos el señalamiento y la estigmatización de los inmigrantes a través de la propaganda y las noticias falsas es más importante que nunca. La lucha contra el discurso de odio y contra la discriminación por motivos de raza, nacionalidad o confesión es y será una de nuestras banderas.

Según datos de Naciones Unidas hemos pasado de cerca de 150 millones de personas migrantes en el año 1990 a alrededor de 272 millones en la actualidad. Asimismo, en estos momentos en España viven 4,7 de millones de extranjeros y contamos con más de 2 millones de españoles viviendo en el exterior. Este impulso de supervivencia que supone la migración, de búsqueda de nuevas oportunidades, es uno de los fenómenos de mayor impacto político, cultural, social y económico de este siglo XXI, pese a que la migración no sea un fenómeno coyuntural sino algo que ha marcado la historia de la humanidad y de cada uno de nuestros países. No podemos explicar lo que somos sin la migración.

Pese a los avances en muchos aspectos del desarrollo humano en las últimas décadas, todavía persisten gran parte de las causas que producen las migraciones, como la pobreza extrema, las hambrunas, la guerra o la persecución. Sumándose a ellos, han aparecido nuevos factores, como la amenaza de la emergencia climática, la desertificación, la sobreexplotación de los recursos y pérdida de biodiversidad, la creciente desigualdad o problemas de seguridad humana. Por otra parte, la mejora de las comunicaciones y los transportes de la mano de la globalización, así como la crisis demográfica a la que se enfrentan los países desarrollados, han incentivado igualmente este fenómeno.

Estamos haciendo frente, por tanto, a una compleja revolución demográfica que debe ser gestionada con inteligencia y atendiendo, por encima de cualquier consideración, a los derechos humanos. Debemos contribuir a la creación de sociedades interculturales y recuperar las políticas públicas centradas en la integración mutua, características de los gobiernos socialistas. Unas políticas que habían sido marginadas por el anterior Gobierno popular pero que las Comunidades Autónomas y municipios donde gobernamos habían mantenido y que ha reemprendido el Gobierno de Pedro Sánchez.

Para ello, el cambio en la percepción pública sobre el fenómeno migratorio debe ser nuestra prioridad, luchando contra el discurso del odio de la extrema derecha más cobarde, que se ceba sobre las capas más vulnerables de nuestra sociedad, especialmente sobre los inmigrantes irregulares y los niños y niñas no acompañados.

Como indican entidades privadas y organizaciones internacionales como la OCDE, la inmigración beneficia a los países de acogida si se ponen en marcha políticas de integración y educación. EA modo de ejemplo, en las economías del sur de Europa, incluida la española, se habría dado un crecimiento entre un 20% y un 30% menor en ausencia de inmigrantes entre 1990 y 2015.

En el caso de nuestro país, la población inmigrante representa en torno al 10,2% de la población, pero únicamente realiza el 7% del gasto en servicios sociales, el 5,1% de los recursos de Sanidad y supone solo el 9,4% de todas las prestaciones por desempleo, desmintiendo las noticias faltas de todo tipo impulsadas por la extrema derecha. Además, tal y como indica un reciente informe de UGT, los trabajadores extranjeros aportan el 9,9% de los ingresos de la seguridad social a través de sus cotizaciones, mientras que sólo perciben el 0,9% del gasto del sistema en forma de pensiones.

En el plano europeo, es fundamental que la UE vaya más allá de acuerdos dirigidos al mero control de fronteras y procesos de readmisión, para articular una verdadera política migratoria común que garantice que los Estados miembros cumplan con sus compromisos de acogida y que ponga también el foco en las políticas de integración.

Por otro lado, a nivel internacional, el fenómeno migratorio exige reforzar la cooperación entre países de origen, tránsito y de llegada, no solo a través del intercambio de experiencias, sino fomentando su fortaleza institucional, la seguridad humana y el desarrollo en origen, así como promoviendo una migración segura, ordenada y regular en el marco del Pacto Global para las Migraciones de la ONU. En cualquier caso, la lucha contra el tráfico de personas es también un objetivo irrenunciable de nuestra política migratoria. La primera víctima de las vías clandestinas es el propio inmigrante, sometido a riesgos que amenazan su propia seguridad.

Favorecer la contratación en origen y la reagrupación familiar y promover políticas de integración y convivencia han de ser objetivos irrenunciables de las sociedades de acogida de un país como España.

Por último, no podemos olvidar a los millones de compatriotas españoles que viven en el extranjero, no solo en Europa, sino también en otros lugares y, especialmente, en América, un continente con el que nos unen lazos de historia y cultura común. La emigración española es un colectivo que se ha ampliado y transformado considerablemente en los últimos años con la marcha de miles de jóvenes por causa de la crisis económica en España. Precisan de acciones urgentes, como la eliminación del voto rogado, una de las primeras iniciativas que pondremos en marcha tras la investidura, o la articulación de una política integral en materia de retorno, como ya comenzó a hacer el Gobierno en 2019 y que el próximo Gobierno seguirá liderando.