- Es 21 de agosto, más que una fecha, un punto de inflexión en nuestra historia: la de Ceuta, España, Portugal, el mundo entero.

Hace hoy 600 años que los portugueses llegaron a Ceuta y, con ellos, buena parte de la simbología con que hoy sentimos, celebramos y nos emocionamos. Hace seis siglos que arribaron a nuestra costa para, desde ella, emprender su expansión de ultramar. Fue el comienzo de la Era de los Descubrimientos y su paso por esta tierra trajo consigo la entrada de Ceuta en la Era Moderna, la del Humanismo y el Renacimiento. Eso en el ámbito de los valores, el corazón y el intelecto. La derivación pragmática de aquellos acontecimientos toma hoy formas tan esenciales de nuestro día a día como las de las Murallas Reales.

La Ciudad lo viene poniendo de relieve con distintas actividades de carácter académico, cultural y educativo durante los últimos años. Y no solo ella, porque el asunto, como los hechos, trasciende nuestras fronteras: Lagos, Oporto, Torres Vedras, Lisboa, Coímbra… han organizado simposios, jornadas, rutas turísticas y exposiciones rememorando un acontecimiento que, con el devenir, ha dejado huellas imborrables en nuestras esencias: nuestro escudo es prácticamente el mismo que el de Portugal; nuestra bandera, la de Lisboa, de la Casa de Avis; nuestra Patrona, también Alcaldesa Perpetua, llegó unos años después de aquel 21 de agosto también prendida por mano lusitana.

Entendida la historia como cadena de eslabones –Ceuta debe su nombre a Roma y es también Toledo, Córdoba, Lisboa y Madrid-, el desenlace es la ciudad de la que hoy presumimos, un orgullo fundamentado en el respeto y la supremacía de los valores democráticos recogidos en la Constitución Española; y un honor amalgamado por nuestros denominadores comunes: la bandera de España, la aspiración de progreso y bienestar y el espíritu de concordia.

Ceuta, concentrado de la historia de España, es hoy un crisol de culturas nutrido, entre otras fuentes, de aquel espíritu, corriente y vocación de apertura de horizontes que movió a personas como Enrique El Navegante, uno de los pesos pesados que protagonizan nuestro relato.

De ello han dado fe publicaciones y eventos pasados y lo seguirán haciendo otras citas que están por venir, como el congreso 'Los orígenes de la expansión europea: Ceuta, 1415', convocado por el Instituto de Estudios Ceutíes junto a otras entidades y universidades españolas y portuguesas para el próximo mes de octubre; y la exposición organizada por la Cámara de Lisboa y la Ciudad de Ceuta sobre las transformaciones urbanas en ambas ciudades a raíz de 1415, que abrirá sus puertas en noviembre en la capital portuguesa, desde donde, después, se desplazará a Ceuta.

Si de aquellos días, hace 600 años, dejaron constancia Gomes Eanes de Zurara, Mateo Pisano, Antoine de la Salle, Ibn Farkun, Juan León el Africano… hoy lo hacen otros ilustrados, investigadores e historiadores que, con su trabajo, vuelven a fundir Lisboa y Madrid como lo hace el Pendón de la Ciudad, que, luciendo ambos escudos, resume de forma gráfica este sexto centenario.