- Si en algunos casos hemos de levantar la voz y solicitar un cambio legislativo, éste es uno de ellos.

Este viernes 27 de noviembre de 2015 hemos podido comprobar como, con el único fin – legítimo por otro lado - de conseguir delegados sindicales, algún sindicato es capaz de pasar por encima de la dignidad de las personas.

La prepotencia, la amenaza y el grito nunca podrán ser justificados como actuaciones de asesoramiento a una Mesa Electoral. Nunca (sálvese quien pueda).

La ley prevé que, para garantizar la normalidad e imparcialidad en unas elecciones sindicales, se constituya una Mesa que estará formada por el /la trabajador/a más antiguo/a en la empresa, quien ostentará la Presidencia; el/la trabajador/a de menor edad, que ejercerá las funciones de la secretaría y, por último, el/la trabajador/a con más edad, que actuará como vocal.

Pues bien, pequeño favor se les hace a quienes, por mor del destino, les toca el ejercicio de tales funciones y ni saben, ni han sabido nunca sobre el asunto. En dicho caso, ¡ya están perdidos! Constituyen el blanco perfecto para los depredadores del voto a costa de lo que sea. En estos casos Maquiavelo se queda corto. Todo vale. Eso sí, luego apelarán al ejercicio democrático del voto y que el resultado de la urnas es lo que la clase trabajadora ha querido. ¡¡¡¡¡MENTIRA!!!!!

Ni el Estatuto de los Trabajadores, ni el Reglamento de Elecciones Sindicales prevén la posibilidad de que las personas a quienes se les encomiendan esas funciones estén preparadas para ello. Les toca y les tocó. Ni tan siquiera se les da una mínima preparación. Se les echa a los leones y, por desgracia, el león, cuando tiene hambre, devora lo que se le ponga por delante sin importarle quién, ni cómo es lo que se come.

En las elecciones de la Fundación Gerón se pudo comprobar el mal trago que hubieron de pasar las componentes de la Mesa Electoral.

Gritos, intimidaciones, amenazas veladas con llevarlas al juzgado y firmes de llamar a la policía.

Vergüenza. Muchísima vergüenza. Esto no es sindicalismo. Debe haber una forma que permita evitar abusos, que impida el quebrantamiento de la dignidad de las personas.

Para estos casos debería ponerse a disposición de los/as trabajadores/as el asesoramiento de personal cualificado, al igual que se hace con la figura de los árbitros encargados de dirimir las controversias en los procesos electorales. Nos comprometemos a intentar hacer una propuesta seria al respecto que incluya, entre otras cosas, cuando haya razones para ello, la posibilidad de incapacitar a interventores y apoderados.

Se supone que las Mesas Electorales son soberanas a la hora de tomar sus decisiones, pero nunca lo serán cuando, una vez adoptada una decisión, se les abruma hasta el punto de no ser capaces de saber qué es lo que hacen, ni por qué lo están haciendo. Tan solo quieren quitarse un problema de encima y cuanto antes, mejor.

En las elecciones de la Fundación Gerón se vivieron momentos de enorme tensión y eso es inadmisible.

¡Qué pena!. ¿Habrá que solicitar protección policial para la Mesa en las próximas elecciones que, esperamos, se van a repetir pronto?.