- Me parece muy fuerte que en pleno S. XXI haya personas que se crean con derecho de decidir sobre la vida de los demás.

Acabo de ver el vídeo de Daniel, un muchacho de 21 años de Granada que el pasado martes fue agredido en plena calle en uno de los parques más céntricos de la ciudad, tan sólo por el mero hecho de ser transexual.

Su video me deja sin palabras, una persona que con tan sólo 21 años tiene ese grado de madurez, que ha sido capaz de echarle coraje a la vida y luchar por sentirse bien consigo mismo y que por culpa de terceras personas tenga que estar en cama con una pierna vendada, una costilla fisurada…

Y lo peor de todo las heridas psicológicas, esas que no se quitan con las semanas o los meses, esas que van a perdurarle en sus pensamientos por mucho tiempo, si es que consigue olvidarse de ese terrible día. Cómo bien dice: “bastante tengo con verme todos lo días en un cuerpo que no me pertenece…” Cómo para que la gente encima, a medio camino de su sueño, le hagan esto. ¿Es que acaso hace daño a alguien?. Ni si quiera conocía a sus agresores, sin embargo ellos a él sí, ya que lo llamaron por su nombre y fueron hacia él por mera diversión, increpándolo mientras lo golpeaban con insultos y frases como: “Eres un enfermo”, “eres un vicioso”, “antes de ser como tu me ahorcaba”.

“Enfermo”, por llamar de algún modo, es alguien que necesita hacer estas cosas para poder divertirse. Enfermos y cobardes, ya que encima huyeron tras pegarle la paliza y dejarlo tirado en la calle.

Espero que realmente se haga justicia, y que todas esas personas que se puedan sentir identificadas con Daniel, no se callen y lo saquen a la luz, tal y como ha hecho él gracias al apoyo y el impulso de sus familiares.

Por suerte las personas que piensan como estos “tipejos” son una minoría, y entre todos podemos hacerles ver que los que realmente tienen un problema, enfermedad y dan vergüenza son ellos por pensar y actuar cómo hacen. Nadie, absolutamente nadie tiene el derecho de humillarte ni de infravalorarte ya sea físicamente o psicológicamente, independientemente de que seas hombre o mujer.