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Mercedes Palma Guerrero

Que la Administración educativa manifieste que apoya a la Dirección y a las familias del CEIP Lope de Vega ante los supuestos abusos sexuales a menores de ese Centro cometidos por un empleado de mantenimiento del Plan de Empleo, es lo que cabía esperar en estos tiempos donde la corrección política es la única forma hipócrita de salvar los muebles respecto a cualquier asunto.

Pero la pregunta que debe hacerse la ciudadanía de Ceuta, atónita ante unos hechos de semejante naturaleza, es si el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte tiene algún protocolo de actuación en caso de abuso sexual para Centros Educativos y, si lo tiene, en qué momento lo ha puesto en práctica y de qué forma lo implementaría si aún no lo ha hecho. Su sigilosa estrategia del avestruz y su incapacidad para que la alarma y el desconsuelo generados pasen pronto, de forma que todo vuelva a la calma sin que les salpique, deja mucho que desear y resulta, cuando menos, decepcionante e impropio de representantes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en esta ciudad.

La necesidad, por parte de la Administración, de una actuación rápida, efectiva y coordinada, es fundamental para evitar todos los errores y omisiones que se están produciendo, como por ejemplo:

· La constante peregrinación de familias a diferentes instancias de la ciudad afectadas por la falta de asesoramiento.

· La ausencia de apoyo especializado para familias que no saben si sus hijas han sido víctimas o no de agresión sexual.

· No establecer pautas debidamente consensuadas, organizadas y adecuadas para afrontar el malestar y sensación de desamparo de todas las familias del Centro por parte de su Equipo Directivo.

· Y, finalmente, no debemos olvidar lo más importante: las verdaderas víctimas, nuestras menores, directa o indirectamente afectadas, ¿cómo van afrontar sus miedos, sus pesadillas, sus problemas para dormir, su sentimiento de culpa, su vergüenza, su falta de seguridad, o el hecho de que puedan interpretar como un juego o un acto que puedan normalizar en su vida cotidiana, desde la ingenuidad e inexperiencia propias de estas edades, algo tan grave? ¿Cómo van a afrontarlo?

Es en momentos como estos cuando nos damos cuenta de las grandes carencias que existen en nuestra Ciudad y cómo nos han acostumbrado a consolarnos poniendo parches anestésicos a los problemas, sin afrontarlos con decisión y valentía para que quienes deben velar por todos y todas y estar a nuestro servicio, no se vean señalados y señaladas, actuando precipitadamente y sin hacer demasiado ruido.

Ha llegado el momento de decir ¡BASTA YA! Necesitamos y exigimos un protocolo de actuación para los centros educativos que puedan verse afectados por hechos tan graves como el de una agresión sexual y, por supuesto, a profesionales cualificado.