ceuta marruecos
Abdelmalik Mohamed, presidente de Residentes Ceuta

La obligación de sellar cada vez que se entra o sale del país por Bab Sebta, impuesta desde el pasado sábado, está ocasionando graves problemas de funcionamiento en la aduana marroquí, hasta tal punto que los funcionarios están desbordados por el gran número de personas haciendo cola.

La decisión, fuera de todo razonamiento lógico adaptado al lugar, está produciendo una ralentización de enormes dimensiones en el paso de personas y vehículos.

En el paso de personas a pie, por ejemplo, las colas casi alcanzan la rotonda del antiguo hotel Ibis, hoy Senator, y todos los usuarios, tanto viajeros como personas que cruzan a diario, guardan cola juntos, independientemente del color de sus pasaportes. Una situación de auténtica ansiedad para muchas personas que observan impotentes la falta de diligencia y orden para poder acceder hasta las ventanillas encargadas del sellado de pasaportes. La situación es de gran pesar y de tintes dramáticos.

Hay que pensar que la decisión obedece a una simple coyuntura de funcionamiento y que la misma dejará de aplicarse en los próximos días, pues su mantenimiento supone un enorme contratiempo para el normal funcionamiento de Bab Sebta, ya que aumenta de forma exponencial la carga de trabajo a los funcionarios, así como que produce una delicada atmósfera de tensión que afecta a todos, sin embargo, ninguna opción debe descartarse, tanto como que la medida podría mantenerse en el tiempo y que la misma forme parte de toda una estrategia perfectamente calculada para reducir aún más el tráfico por la aduana, tanto en número de personas como de productos.

"Las cosas están cambiando de forma rápida y vertiginosa, así como que todo apunta, salvo desmentido en contrario, que existe el objetivo de aislar a Ceuta de su entorno con medidas de intervención con enormes daños colaterales que afectan a los más vulnerables"

El sellado de pasaportes es una obligación que afecta a todos los viajeros, sin embargo, en Bab Sebta siempre han prevalecido algunos condicionantes: por ejemplo, los ciudadanos marroquíes que cruzan a pie, conocidos por su actividad dedicada al porteo o bien porque cruzan a diario, los funcionarios marroquíes no les sellan, y no son pocos, razón esta por la que no se les hace pasar por ventanilla, ya que ponerlos en cola podría colapsar el servicio, así como que tal acción podría significar largas horas de trabajo, lo que daría al traste con la idea de tiempo que se les concede para salir y volver a entrar.

Con los ceutíes pasa (pasaba) algo parecido, se sella a quien lo pide, pues la regla es que si tienes el CIN (Código de Identificación Nacional) estampado en el pasaporte ya da fe de la entrada en el país, bastaba con que en el mismo hubiera varias entradas y salidas para que el último filtro de comprobación de identidad y sellado no exigiera sellado del día en el que se producía la entrada/salida, es decir, las autoridades marroquíes daban como bueno que los ceutíes entraran y salieran cuantas veces quisieran bastando el CIN y varios sellos de entrada y salida.

"No sellar no debería hacernos olvidar algunas obligaciones esenciales, pues si se va a viajar al sur o bien se va a coger avión o barco desde suelo marroquí, lo más sensato es/era sellar en frontera, pero si vamos/íbamos a permanecer en el ámbito de Tetuán y Tánger resultaba innecesario sellar"

Esta actitud de las autoridades marroquíes hacia los ciudadanos con pasaporte expedido en Ceuta viene de cuando estaba en Rincón Ismael Abul Jokok, hoy gobernador en una de las provincias del sur, en aquellos años responsable de Asuntos Generales para toda la provincia de Mdiq, Fnideq y Martil, así como todo lo referido a la aduana de Bab Sebta.

No sellar no debería hacernos olvidar algunas obligaciones esenciales, pues si se va a viajar al sur o bien se va a coger avión o barco desde suelo marroquí, lo más sensato es/era sellar en frontera, pero si vamos/íbamos a permanecer en el ámbito de Tetuán y Tánger resultaba innecesario sellar. Esa entente ya no existe. La ruptura de vínculos se evidencia cada vez más.

Ahora las cosas han cambiado. Las nuevas órdenes obligan a sellar cada vez que se entre o salga del país por Bab Sebta, cosa que puede ser aceptada como algo normal y propio de toda aduana, siempre y cuando que la realización de dicho trámite cuente con los servicios y la diligencia que se exige para que los viajeros no sufran largas esperas, muchas veces en condiciones traumáticas.

La decisión del sellado obligatorio significa un punto de inflexión importante en la estrategia de Marruecos respecto a su actitud hacia Ceuta. Las cosas están cambiando de forma rápida y vertiginosa, así como que todo apunta, salvo desmentido en contrario, que existe el objetivo de aislar a Ceuta de su entorno con medidas de intervención con enormes daños colaterales que afectan a los más vulnerables, tanto de un lado como de otro. El daño está servido.