- Hoy, después de haber sido reconocida con el Premio Doctora Soraya, premio que lleva el nombre de una socialista y que, desde aquí, le doy las gracias al partido MDyC por llevarla siempre en la menoría, me vienen las palabras que le dediqué a Miguel Lorente y que quiero reproducir.

“Si os soy sincera, esta ha sido la primera vez que me he sentado para ver qué podía decir en estos minutos, que reflejara todo lo que en estos momentos estoy sintiendo, pero no me salía nada. Es lo más parecido a la sensación que se tiene cuando te pones delante de una ventana y observas nubes grises dispuestas a explotar de contenidos y emociones, pero luego, por cualquier motivo, esas emociones, esas ideas, se resisten. Es como decir, ¡Parece que va a llover! , pero luego nunca cae el agua.

Miguel Lorente, no sabes cuantas veces he pensado en cada uno de tus discursos, en cada uno de tus pensamientos, antes de tomar algún tipo de decisión. Suerte que tendría este mundo si pudiéramos mirar a través de tus ojos, de tus principios, de tu percepción, de tu realidad. Si supieras los momentos donde se me ha saltado una lagrima con tus escritos, con tus publicaciones. Has sabido dar salida a mi impotencia, has sido el motor de muchas personas, sobre todo de muchas mujeres. Yo soy una de ellas. Has sido un motor para mí en lo personal y en lo político.

En lo personal, porque ha existido en mí un antes y un después. He aprendido, he crecido. Me he hecho fuerte a raíz de tus explicaciones sobre determinadas conductas, quizás demasiado fuerte. Las personas que, como tú, creemos en la igualdad siempre estamos en alerta. Eso tiene su parte buena y su parte mala, sus altos y sus bajos, sus caídas y sus subidas. Pero cuando sumas todo, siempre hay un resultado, tu verdad.

¡Qué nadie calle tu verdad! ¿Verdad, Miguel? ¿Qué otra igualdad se pueda conseguir cuando ni siquiera hombres y mujeres son iguales?

¿Acaso podemos hablar de dignidad social, mirándonos a los ojos, cuando permitimos que pisoteen a las mujeres, cuando permitimos que sean anuladas y asesinadas?

Creo que no, así que, gracias por recordarlo todos los días.

Y en lo político, porque mis líneas rojas llevan tu sello y el de las personas como tú. Integridad, coherencia y trabajo.

Integridad, porque ante el machismo no nos podemos rendir, no nos podemos vender.

Coherencia, porque actuó como pienso para no ser presa de mi misma.

Y trabajo, porque cuando he sentido la tentación de tirar la toalla ante un discurso que no es fácil, que incomoda, que no gusta, no sólo me ha venido la imagen de todas las mujeres que lo están pasando mal y que no tienen la oportunidad de tener un micrófono, sino que me has venido tú. Has puesto orden en este desorden de sociedad y me has ayudado a poner en práctica tus teorías, también en Ceuta.

Una ciudad con personas que, a veces, piensan que hay que medir las palabras por el qué dirán, pensaran o reaccionaran, a pesar de tener un ideario. Y tú nos has servido para pensar que todo merece la pena, que las criticas merecen la pena, porque nuestro fin, nuestra lucha y nuestros objetivos están claros. Luchar con todas nuestras fuerzas contra la desigualdad. Yo no quiero vivir en una ciudad que excluye a las mujeres. Así que, gracias”.

Nuestro mejor discurso siempre será nuestra historia, nuestro camino, nuestras acciones, por tus pasos te conocerán.

Defendamos la igualdad con orgullo, no dejemos que pase desapercibida.

Por eso, hoy, gracias por ese reconocimiento. Un premio que, tras haber archivado fiscalía las declaraciones de Maateis, se hace más necesario que nunca para seguir luchando, a pesar de todo.