Antonio Cabrera Rada (nº col. CE-00131

El COPCE desea recordar a los ceutíes que, desde 2007, la Organización de las Naciones Unidas celebra el día de la Psicología con el fin de incluir el bienestar y la salud mental en su agenda. Este 2017, bajo el lema “Promoviendo el bienestar en el siglo XXI: Contribuciones psicológicas a los retos sociales, económicos y ambientales”, la ONU pretende mostrar cómo la labor de los psicólogos es esencial para la alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, garantizar una vida psicológicamente sana para todas las personas, independientemente de su sexo o edad, erradicar la pobreza, restaurar de la salud de los océanos, luchar contra el cambio climático o trabajar por una sociedad estable y pacífica.

Y es que todos los antedichos acontecimientos son producto de la acción humana, y ésta a su vez guarda una estrecha relación con la educación de las personas desde pequeñas, donde los psicólogos educativos tienen mucho que aportar trabajando desde la escuela. Si somos capaces de educar adecuadamente a las nuevas generaciones en valores, hábitos y pensamientos positivos; si no somos capaces de proporcionarles una salud mental adecuada, muy posiblemente se conviertan en adultos poco concienciados con la paz y la harmonía entre seres humanos, y entre éstos y su entorno (el planeta). Las guerras, los desastres naturales, etc. son fuente de dolor para millones de personas que quedarán indeleblemente impactadas sin la intervención psicológica de profesionales especializados en estas situaciones, por lo cual el papel del psicólogo clínico cobra aquí especial importancia para minimizar los efectos sociales y económicos derivados de estas lacras. Así mismo, si nos referimos a la atención primaria, igualmente contribuirá mucho más eficazmente al tratamiento de los pacientes aquejados por los modernos trastornos (estrés, ansiedad, depresión, etc.).

En consecuencia la labor de la Psicología contribuye aquí a mejorar la salud de la población y a ahorrar los sobrecostes que suponen los tratamientos farmacológicos y los constantes retornos a las consultas del “médico de cabecera”. Por todo ello, el COPCE suscribe la función del psicólogo como un bien personal, social y económico que no siempre es reconocido por la ciudadanía ni por los responsables políticos, quienes parecen obviar los reales beneficios de su implantación en todas las áreas de la sociedad.