- Hace unas semanas, desde CCOO advertíamos en los medios de comunicación acerca del castigo sufrido por los trabajadores del INGESA

Represión evidenciada en esta ocasión por la aplicación más restrictiva posible de la normativa de vacaciones, permisos y licencias recién dictada por el INGESA sin el acuerdo de ninguno de los representantes de los trabajadores. Hemos constatado que esta situación, que afecta a todo el personal, no solo se ha mantenido sino que ha empeorado. Tras la publicación de las instrucciones para vacaciones, CCOO viene encontrando compañeros a los que se les están poniendo las cortapisas más peregrinas con tal de cercenar al máximo el derecho a disfrutar de las vacaciones.

El señor gerente, haciendo gala una vez más, de su nula preocupación por los trabajadores, ha decidido interpretar el acuerdo de la forma más perjudicial para el personal del INGESA. Hemos comprobado que en la ciudad hermana no existe ningún tipo de problema en este aspecto, la aplicación de las instrucciones con coherencia y sin mayor animo de perjuicio, ha permitido que los trabajadores de la sanidad melillense encuentren muchos menos obstáculos. Por desgracia la escasez de habilidades gestoras de nuestro gerente se ha traducido, no ya en rigidez sino que ha llegado a usar una actitud de amenaza a los trabajadores sobre el cumplimiento de la jornada.

El señor Cabezas, obvia no solo que nos han aplicado unas instrucciones que empeoran las aplicables en la misma materia al resto de los empleados públicos, sino que en algunos aspectos es más exigente que los del sector privado. La cuestión es que la aplicación de las instrucciones sobre vacaciones es sólo una más en la ristra de agresiones laborales que el señor gerente viene perpetrando con toda la amplitud que le permite la potestad de su cargo.

A la denegación gratuita de algo tan simbólico como fueron las horas de feria podemos añadir la marginación de la atención primaria, la ausencia de diálogo con prácticamente todos los representantes de los trabajadores, la progresiva pérdida de plazas que se van quedando sin cubrir o las formas dictatoriales que suele usar. Todo esto en una coyuntura de crisis en las que los trabajadores estamos soportando mermas salariales, incremento horario, mengua de días libres, aumento de la carga de trabajo por la disminución efectiva de personal. A esto debemos sumar el padecimiento de un gerente que por incapacidad o, podríamos pensar, por puro sadismo se ha convertido en el principal elemento de crispación de los trabajadores, de hecho por activa y pasiva prácticamente todos los sindicatos hemos pedido su dimisión a Madrid.

El gerente se ha convertido en un obstáculo para el normal desempeño de la labor de los trabajadores y sus representantes. Señor gerente, déjese de amenazas y comience a responder con justicia al esfuerzo y sacrificio de los trabajadores. Podría empezar por reconocer el solapamiento de jornada que supone el cambio de guardia que diariamente hacen enfermeras o técnicos en cuidados de enfermería, o permitir al personal administrativo la flexibilidad horaria que se ha denegado de la forma más arbitraria a pesar de que esa flexibilidad podía revertir en un mejor funcionamiento de los diferentes servicios. Intente asimilar que gestionar personas implica como elemento primordial su motivación. Deje de usar de forma generalizada los contratos por necesidad de servicio que, salvo llamativas excepciones, se convierten en una forma de mantener al trabajador en una constante inestabilidad al desconocer si el mes siguiente continuará trabajando. Comience a cubrir adecuadamente la plantilla con contratos estables y de larga duración. Encuentre a un coordinador para el centro de Salud del Tarajal, en permanente estado de obras...paralizadas.

O mejor, quizá lo primero que debe hacer, es llevar a cabo lo que practican en un curioso programa televisivo llamado “el jefe” en el que directivos de diferentes empresas se disfrazan para ocupar distintos puestos en la empresa que gestionan. Mire, no hace falta que sufra una transformación física excesiva, no es necesario demasiado maquillaje o un afeitado integral... Al fin al cabo después de los años que lleva en Ceuta apenas si habrá pisado un 10% de los servicios que gestiona.

En resumen póngase el pijama blanco de trabajo y aplíquese empujando una cama usted solo a través de esos pasillos kilométricos mientras le urgen por teléfono a acudir a nuevos servicios, o vaya a alguna de las plantas de hospitalización a dar carreras por los pasillos, o siéntese para ver de un tirón 70 personas en alguna consulta de primaria o póngase a dar cita en cualquiera de los servicios administrativos completamente colapsados mientras lidia con la más que justificada indignación del usuario por las horas de espera que lleva.

Dejando a un lado la ironía, CCOO quiere hacer hincapié en que lejos de aportar una gestión cercana y razonable el señor Cabezas parece centrado en cobrar el máximo de productividad (que después negará a sus trabajadores) o puede que pase las horas pensando en alguna recompensa a su vuelta a Madrid pero desde luego lo que demuestran sus actitudes y decisiones diarias es que sus última preocupación es el trato justo a sus trabajadores. La aplicación de los recortes que han encargado a este individuo se ha ido transformando en una labor destructora de puestos de trabajo y desmotivadora de todo el personal que sufre sus decisiones. ¿No ha llegado ya el momento de que alguien ponga fin a esta situación?