Juan Redondo Villalba. AxCE-Grupo Verde de Ceuta

El tema de la inseguridad en nuestras calles es un asunto que difícilmente puede ser ya ocultado por las autoridades. A este punto se ha llegado por muchos factores, pero el primero de ellos sin duda es el caos que se ha adueñado de eso que algunos todavía se atreven en llamar frontera, y que en absoluto cumple con esa función, ya que por ella se puede colar cualquiera sin ningún tipo de problema camuflado entre esa ingente y descontrolada masa de porteadores que inundan esos también mal llamados polígonos comerciales.

Aquí entra todo el que le da la gana y en especial aquel que haya hecho de la delincuencia su principal ocupación en la vida, y si a esto se le une la entrada masiva de menores de los que nadie tiene ningún tipo de referencia, la cosa ya se complica hasta el extremo, pues entre los que entran hay de todo, buenos y malos, pero en ese caso y dada las permisivas leyes españolas en materia del menor, distinguir entre aquel que viene buscando amparo y una vida mejor, del que lo hace única y exclusivamente para seguir desarrollándose como delincuente, bien comido y servido y en total impunidad, se hace harto difícil y complicado.

Está es la situación real, después viene la demagogia de aquellos que o tienen algún interés por lo general de índole económico en el tema o hablan desde la atalaya que le da una vida de privilegios, tanto unos como otros, suelen hacer tabla rasa del asunto y sin tener ni pajolera idea de lo que realmente ocurre en nuestras calles o simplemente mirando para otro lado, exigen a toda una sociedad, haciendo gala de una pretendida autoridad moral e ideológica, que no criminalice a todo el colectivo, acusando de todo lo peor al que se le ocurra señalar sin tapujos el problema, eso sí, sin aportar ningún tipo de solución, como suele ser habitual en la práctica del demagogo.

Pero la verdad es que la realidad pesa y mucho en una ciudadanía ya cansada y desesperada que desea vivir tranquila, y que empieza a perder el miedo a las etiquetas para exigir se actúe con contundencia ante un problema que a las autoridades se les ha ido totalmente de las manos. Que el tema de los mal llamados MENA al final estallaría, era una realidad anunciada desde que aparecieron los primeros de estos "menores" deambulando por Ceuta hace ya casi veinte años, por aquel entonces se prefirió mirar para otro lado y apelar a la falsa solidaridad por parte de aquellos que ya veían en todo esto un forma de colocación y de vivir del dinero público, pero para otros era manifiesta la mala fe que se estaba poniendo desde el otro lado de la frontera en este asunto, por parte de unas autoridades marroquíes que, además de desentenderse de un problema que implicaba a sus "súbditos" mas jóvenes, de paso conseguían seguir ahondando en su velado propósito de ir colapsando progresivamente las instituciones de la ciudad, jugando al chantaje cuando se le pedía colaboración y haciéndonos la vida mas difícil a todos los ceutíes, objetivo que sin duda ha conseguido.

Y mientras tanto nuestras inoperantes autoridades a verlas venir, confusas y carentes de ideas, bloqueadas entre demagogos y quienes exigen seguridad, incapaces de asumir responsabilidades por una gestión desastrosa del asunto y a merced de esos que con su demagogia han contribuido a llevarnos a todos a la crítica situación en la que ahora nos encontramos, rozando ya el esperpento al ver cómo desde el ministro de justicia, pasando por el delegado del gobierno, y por supuesto autoridades locales, se encogen de hombros y reconocen abiertamente que el problema es bastante gordo pero que no tienen ni la menor idea de como remediarlo. Este brote de sinceridad en cualquier país mínimamente serio, ya habría dado como resultado unos cuantos ceses y dimisiones.

Seguimos quemando etapas, a cuál de ellas peor, la muerte de un chico que venía de paseo a nuestra ciudad debería ser la gota que colmara el vaso, pero les aseguro que no va a ser así, todavía puede empeorar más la cosa. En este asunto no ya sólo de los MENA si no de la inseguridad que vive esta ciudad en general, no se trata de criminalizar a nadie ni a menores ni a mayores, Ceuta siempre ha sido una ciudad que se ha mostrado generosa y acogedora con quien ha venido con buenas intenciones y buscándose un porvenir, aquí de lo que se trata es de señalar con claridad donde está el problema para que se pongan soluciones, se gestione todo este asunto de los MENA, desde la lógica y la sensatez y no desde la demagogia, trabajando por diferenciar el tallo sano del corrompido y por supuesto exigiendo con total contundencia a Marruecos que se empiece a responsabilizar de sus "ciudadanos"" y que deje de pasarnos una "patata caliente" que por lo general viene cargada de mala intención.