Cifuentes, el sentido común y la mentira

S.J. UVE


Justo antes de escribir este artículo he recibido un mensaje de un buen amigo contestando a una pregunta mía sobre el caso Cifuentes. En realidad no me ha contestado a la pregunta, me ha dicho: "espera, que eres jurista".
 

Bien, intentaré no perder la perspectiva de que soy jurista.

En realidad este artículo no va sobre Cifuentes y su "ghost máster", va sobre el sentido común, la mentira, la gente, el agotamiento que muchos me provocan....

Los hechos son los que son, pero se retuercen desde el poder para evitar escándalos, y lo preocupante es que en buena parte se consigue, con la connivencia del personal. 

Vamos con los hechos, ojo, probados (no olvidar que soy jurista)

Dijo Cifuentes ayer que es una práctica habitual matricularse en un máster cuando ya está cerrado el plazo. Mentira. Y lo sabe pero lo dice y se queda tan pancha.

Dijo Cifuentes ayer que es normal no ir a clases aunque el máster exija la asistencia. Mentira. Y lo sabe, por eso precisamente se llama máster p-r-e-s-e-n-c-i-a-l. Si no, se llamaría máster no presencial.

Dice Cifuentes que no encuentra el trabajo de marras porque se ha mudado muchas veces. Intuyo que miente pero no lo puedo asegurar, es su opinión, y sobre opiniones no discuto. Pero qué casual idad. ¡Ojo! Hay tres copias más que tampoco aparecen.Dice Cifuentes que se puede presentar el trabajo de fin de máster sin tener todas las asignaturas aprobadas. Miente, y lo sabe, eso no es técnicamente posible, a no ser que te llames Cifuentes.

Dice Cifuentes que no recuerda porque pagó otra vez para hacer el trabajo de fin de máster si ya lo había aprobado meses antes. Intuyo que miente pero es su opinión y no entro. Pero no deja de ser curioso...

Dijo Cifuentes que es un procedimiento normal cambiar las notas de una asignatura llamando por teléfono. Miente, hace falta una revisión de actas.

Y dijo más cosas, pero no dijo nada. Incluso se enmarronó más porque dice el confidencial que dos de las tres firmas que presentó como prueba de la presentación del trabajo son falsas. Esperaré amigo, esperaré.

Y luego viene el sentido común: ¿tan difícil es a esos niveles acatar los errores y apartarte? ¿Nos toman por tontos o saben que da todo igual porque la gente olvida y no les interesan estos temas?
 

Y luego viene la gente: ¿por qué nos empeñamos los seres humanos en justificar los hechos de los demás en función de como nos caigan? De verdad que es agotador. Si mi hermano discute con un desconocido y creo que el desconocido lleva razón se la doy. No voy a dársela a mi hermano solo porque sea mi hermano? ¿Es tan difícil de comprender?

Si en su momento me acerqué a la política y acabe por apartarme es porque se niega lo evidente con tal desfachatez que no te deja otra escapatoria.
 

Si alguien te dice en tus narices que un coche rojo es azul, cuando todos vemos que es rojo, ¿cómo discutes con esa persona? ¿No es mejor callarse y dejarlo vivir en su realidad paralela?

Y luego viene la mentira: siempre me he hecho esa pregunta: ¿sabe el mentiroso que miente o llega a creerse su propia mentira?
 

Si hay algo que he hecho en mi vida es estudiar, estudiar mucho y aunque sé que Cifuentes no es un caso aislado sino solo que la han pillado, duele mucho que tus horas de sacrificio y estudio se las salte alguien tan solo por ser una persona "importante".

 lo peor de todo es que no pasará nada. Demasiado poder, favores y prebendas de por medio para que esto llegue hasta el fondo, acuérdense.
 

Y esta mañana sí que ha estado Cifuentes soberbia. Antes las preguntas de la oposición y no saber qué contestar ha recurrido a la palabra mágica, a la pócima milagrosa, al argumento que todo lo puede, al sumum de la escapatoria, a la palabra que en los últimos años iguala corruptelas y permite desviar la atención. Sí señores, esta mañana una Cifuentes acorralada ha hablado de....¡sí! ¡Venezuela!
 

A esperar, que somos juristas.