Hoy me voy a permitir una licencia. Entre que hablar de Juana Rivas o de Arabia Saudí o de Cataluña me da pereza y que empieza septiembre y me da la nostalgia, voy a expresar un sentimiento.

Suena el reloj cada día a las siete de la mañana, incluso hay veces que no hace ni falta, él me despierta.

El primer beso del día no me lo da una novia, un hermano, mi madre, no, el primer beso del día me lo da él.

Voy al baño, medio dormido, y ahí está, sentado, mirándone fijamente, imagino que creerá que voy a escapar por la ventana...

Ahora voy a la cocina, sigo adormilado, toca hacerse el zumo, miro hacia el suelo, y ahí está, observándome.

Toca vestirse, meto un pie en el pantalón, lo saco y choco con algo, ahí está, imagino que pensará que si se separa más de 1 metro de mí no lo voy a sacar ese día. 

Toco las llaves, explosión de alegría, júbilo, gozo absoluto, día tras día, sin fallar ni uno, siempre el mismo sentimiento.

Lo bajo, subo, toca irme. Me da pena, lo miro, me mira, está en el sofá, me acerco, lo abrazo, le digo que le quiero. Me sale solo, amor limpio, amor puro, amor sin condiciones.

Llego a las tres, no viene nunca a la puerta, siempre me espera en la cama, se mueve nervioso sin separar la cabezs de la cama. Hago un gesto, salta y se me echa encima: puro júbilo, pura alegría, puro amor.

Como, toca siesta, la bola peluda tiene calor pero se sube a mi lado, se echa, busca la postura, de lado, me da con la pata para que lo acaricie. Me duermo, se baja al suelo.

Salgo, llego por la noche, cansado, muy cansado. Solo quiero cenar y descansar, ceno, y para la cama, lectura o película, y siempre ahí, cerca, no más de un metro, él...

Apago la luz y, automáticamente, como un resorte, como si lo hubiésemos entrenado, salta a mi lado, de echa, se pone como una persona, noto su respiración, tranquila, relajada, y ese momento, justo ese momento se convierte quizás en el momento más mágico del día. Siento paz, siento ternura, siento amor. Dura poco, porque la bola peluda tiene calor, pero son cinco minutos mágicos, me hacen feliz, respiro, disfruto, doy gracias.

Dicen mis amigos que lo "no estoy bien", otros me dicen que no es sano, y lo mejor de todo es que es de las pocas cosas en mi vida que la opinión de los demás me da igual. 

Solo quiero disfrutar de cada minuto de su juventud, de su salud, de su amor. Ya llegará la vejez, ya llegará lo otro, lo malo, lo triste, pero en cada beso que le doy le transmito todo mi amor.

No es mi madre, no es mi hermano, mi hermana, mi amigo, pero es el ser vivo con el que paso más tiempo, con el que lo comparto todo, desde las alegrías hasta las tristezas, desde los gozos a las decepciones. Ahí está, siempre ahí.

Sin lugar a dudas es uno más, uno más de la familia, y no uno cualquiera.

Hoy es tu cumpleaños, cuatro, y sigo sintiendo el mismo amor del primer día: imagino que las teorías sobre que el enamoramiento entre las personas se acaba al segundo o tercer año tienen su excepción aquí.

Hoy es tu cumpleaños, y yo te amo.

Tú eres mi pequeño, mi niño, mi rey, mi León. Eres simple, humilde y llanamente, León