La llaman la epidemia del siglo XXI, la soledad.

En el Reino Unido han decidido, acertadamente para mí, crear un Ministerio de la Soledad. Según las estadísticas, en dicho país, nueve millones de personas se encuentran en soledad. Ojo, no confundir con estar solo ya que hay personas que se encuentran solos pero no se sienten en soledad.

Hablamos de soledad cuando la persona no tiene a nadie a quien recurrir, nadie a quien llamar, nadie en quien apoyarse. En la gran mayoría de los casos son personas mayores que han perdido al cónyuge y, ya sea porque no tienen hijos, ya sea porque los hijos hacen su vida..., no tienen en quien buscar algo tan importante como el cariño.

El problema es más serio de lo que parece, puesto que a la pena en sí que sufre el individuo (imagino que terrible tras compartir toda una vida con alguien) que lo puede llevar a la depresión, se ha demostrado que estas situaciones generan, además, problemas de tipo físico: hipertensión, problemas cardiovasculares, etc.

Dado que cada vez la esperanza de vida es más alta y por lo tanto el número de personas mayores es cada vez mayor en nuestra sociedad occidental, la cuestión no es baladí, tiene mucha miga el asunto desde todas las perspectivas.

En nuestro país ocurre algo similar y nos encontramos con la misma problemática. No gobierno ni tengo la capacidad para imaginar soluciones, pero estoy seguro de que otros sí. Me encantaría escuchar propuestas en ese sentido para hacer más llevadera la vida a estas personas, personas que algún día podremos ser nosotros mismos.

Desde un punto de vista personal y buscando responsabilidad propia, siempre algo se puede hacer, empezando por lo más sencillo: hablar más con tus padres y tratar de cuidarlos más, a veces, más de una, el tipo de vida que llevamos o la propia indolencia hacen que olvidemos que son los que nos cuidaron en su momento.

Y si profundizamos, por poner un ejemplo, recuerdo a un amigo que iba dos o tres veces al hospital a visitar a personas mayores, a las que no conocían de nada; eso es implicarse y predicar con el ejemplo. Se me hace un mundo hacer algo así, para qué mentir, (ya sea por el tipo de vida que llevo, por las ocupaciones, por la pereza...), por eso ese tipo de personas merecen toda mi admiración.

Pero si volvemos al ámbito de lo público, no estaría de más, como han hecho en el Reino Unido, que los gobernantes planteasen alternativas para intentar paliar esa gran lacra que es la soledad.

No está de más que no olvidemos un pasado llenos de pañales, biberones, lavadoras, baños, colegio, comida, consejos, en fin...