“La venganza es necesaria, que estalle la ira”.

Si habéis visto la película Seven de David Fincher, puede que os suene esta frase con la que he iniciado el artículo.

Ya casi al final de dicha película, (y si alguien no la ha visto y piensa verla le aconsejo que deje de leer el artículo) cuando Morgan Freeman va a detener esa furgoneta que aparece de la nada en medio de ninguna parte y sale corriendo hacia ella, Kevin Spacey y Brad Pitt se quedan ambos a solas, asesino y policía respectivamente. En ese momento Spacey, pedazo de actor (opinión), le viene a decir poco a poco al brillante y joven policía Pitt, otro pedazo de actor (opinión), que en esa furgoneta viene una caja con la cabeza de su mujer dentro. Y todo ello porque Spacey pretende, para que su obra maestra quede completa, que Brad Pitt saque toda su ira y acabe matándolo de un tiro en la cabeza, como efectivamente ocurre segundos más tarde.

La semana pasada escribí mi primer artículo en ceutaldia.com y fue curioso como, expresando solo una opinión, para eso se escribe, y sin ser hiriente, ni capcioso, ni malintencionado, etc…algunos comentarios sobre dicho artículo me resultaron cuanto menos “incisivos”. Está bien que te critiquen, de hecho se aprende de las críticas, pero estaría mejor que la crítica fuera sobre el artículo en sí, no sobre la persona. De una u otra forma yo acababa siendo poco más que mierda.

No pasa absolutamente nada porque hace tiempo asimilé que solo te acaban por influir las opiniones de las personas que te importan: familiares, amigos, compañeros, pero no dejó de llamarme la atención tanta ira.

Mi sorpresa es aún mayor cuando compruebo que otros artículos reciben comentarios en un tono tan agresivo que las críticas a mi primer artículo parecen una rima de Bécquer.

Y he aquí donde me surge la pregunta: ¿por qué tanta ira? ¿por qué tanta inquina? Y entonces me surge otra pregunta, porque intento siempre ahondar en lo que me interesa: ¿la ira es congénita o se aprende? O sea, el individuo que es irascible aquí y ahora ¿lo sería en cualquier tiempo y lugar con independencia de todo lo demás? ¿es genético?

Empiezo a documentarme sobre el tema y leo que por ejemplo la opinión de Freud al respecto está superada por estudios científicos, por ejemplo, cuando argumentan que la ira es básicamente una cuestión de elección; en ella influyen valores, creencias, pensamientos y no tanto factores biológicos como podrían ser la genética. El responsable de la ira es uno mismo y no los demás, ya que todos tenemos libertad de elección.

No voy a entrar en la ira que hace a una persona lesionar a otra, matar a alguien, la ira que hace que, por ejemplo, un matrimonio mate a su hijo de dos años y lo deje en la vía de un tren (hay que ser malo, malo de verdad para hacer estas cosas), o en la ira que hace que un hombre golpee y mate a su pareja para luego suicidarse (siempre me he preguntado por qué no sé suicidan primero…), solo me quiero centrar en la ira que se expresa oralmente, la que no hace daño físico, la que no deja de ser otra opinión, muchas veces maleducada, pero otra opinión.

Mi opinión al respecto es que esa ira se puede controlar, mi opinión es que esa ira, en función del contexto en el que te encuentres se puede dominar. No serías capaz de decirle a tu jefe todo lo malo que piensas sobre él aunque estuvieras deseando hacerlo porque te juegas tu trabajo, pero sí eres capaz de decirle barbaridades a un amigo en una discusión, o a otra persona que solo escribe artículos de opinión, o sea eliges cuando controlarte y cuando no.

Por lo tanto la ira, para mí, tiene mucho de aprendido, depende mucho del contexto, el individuo sabe cuando puede darle rienda suelta o no en función de la situación.

Y ¿en qué contexto vivimos? Pues en uno que alimenta la agresión verbal, el insulto fácil, lo soez. Si el tipo de sociedad en la que vivimos es esa en la que millones de personas se sientan delante de la tele a ver Gran Hermano, hombres, mujeres y viceversa, sálvame de luxe, etc, etc…no me extraña nada que luego leamos y escuchemos lo que leemos y escuchamos. Si el modelo es Belén Estebán, best seller, o Paquirrín (best ¿¿??); si Ana Rosa Quintana o Jorge Javier Vázquez son más conocidos que Góngora o que Velázquez (hagan la prueba en casa), si sabemos el nombre del que ganó Gran Hermano pero no la capital de Polonia (vuelvan a hacer la prueba), entonces es que nuestra sociedad, para mí, siempre para mí, humilde articulista, no tiene valores o los tiene pésimos. Tanto que uno es capaz de escuchar en la puerta de una iglesia a las 12 de la mañana un domingo en Ceuta que, la culpa de la muerte de 15 inmigrantes en la playa de nuestra ciudad es única y exclusivamente de ellos, ¿por qué no se quedaron en su país? (sic). No me imagino a Jesús de Nazaret diciendo eso, me lo imagino más bien llorando la muerte de sus hijos, hermanos de los que opinaban a la puerta del cristianismo, pero esto son elucubraciones mías y teorías sobre cómo tuvo que ser Jesús (caritativo, bondadoso, pobre, revolucionario…)

Y no quiero que quede la idea de que critico al que ve esos programas, no, soy más critico con los que los patrocinan, porque aunque saben que transmiten a la gente una serie de valores y de principios paupérrimos lo hacen por una simple cuestión de audiencias, eso es todo. Dejen de verlos (utópico), a ver si siguen poniéndolos.

Tema aparte sería el de los padres que ven estos programas con sus hijos al lado… Y la gente se distrae con estas cosas antes que pensar que en España hay un paro brutal, que muchísimas familias viven en la miseria, que mucha gente deja de pagar los medicamentos por falta de dinero, que otros miles no tienen para pagar la luz (para algunos esto será sentimentalismo barato) y eso sí, preocupación por el gran enigma del momento ¿quién batirá antes el récord de goles de Raúl, Ronaldo o Messi?

Si a esa falta de valores, preocupante, le unimos las propias frustraciones de uno, que son muchas, quizás podamos encontrar el origen de tanta ira, ira (oral repito) que no te hace mejor, ni “ganar la discusión”, solo te describe y te define como persona… Y para más inri la ira no es una estrategia eficaz para cambiar la conducta de los otros, además de hacerte mucho más infeliz.

P.D. Leo una frase de Buda: “aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera”.