Polarizar pensamientos, ahorrar conocimientos

S.J. UVE


En un mundo global, donde las noticias se nos acumulan día tras día a un ritmo incontenible y donde la velocidad de los acontecimientos nos supera,  el ser humano ha optado, hemos optado, por el análisis igualmente rápido y por ende, en muchos de los casos, equivocado.

Una de las tres funciones que cumple la actitud (Katz) es la de economizar esfuerzos. Esta función se ha disparado en un mundo, como digo, donde el pensamiento analítico está en crisis. 

Hace unos días todos hablábamos sin cesar del pobre Julen y el país vivió con congoja la agónica espera. ¿Quién habla hoy de él?

Volviendo al tema principal del artículo, opino, modestamente, que esa forma tan irreflexiva de situarse a favor o en contra de alguna cosa, situación u objeto, sin caer en los posibles matices que toda cosa, situación u objeto conlleva de manera inherente, nos hace personas más injustas, menos imparciales.

No puede ser que todo lo que hacen y revindican los taxistas sea bueno y lo que piden los conductores de VTC sea malo o viceversa.

No puede ser que todo lo que haga Maduro sea bueno y  lo que haga Guaidó sea malo, o viceversa.

No puede ser que los mineros sean unos héroes ahora y hace años cuando reivindicaban mejoras laborales fueran unos vagos (Losantos mediante...)

No puede ser que todo lo que va en el programa de Vox sea bueno y en el de Podemos sea malo, o viceversa.

No puede ser que todos los inmigrantes sean buenos y todos los que los recibimos seamos malos, o viceversa.

No puede ser que todas las mujeres sean malas y resabiadas y todos los hombres buenos y nobles, o viceversa.

Y así con todo. En el 90% de los casos, los humanos hablamos y opinamos sobre algo de lo que no tenemos todos los datos, y eso nos hace en muchos casos errar.

¿Quién sabe realmente que pasa en Venezuela? ¿Quién conoce los entresijos de cada relación humana como para hablar de hombre malo/ mujer buena? ¿Quién está al tanto de todo lo vivido por cada uno de los inmigrantes que llega a nuestro país? ¿Quién me puede explicar con datos que es lo que ocurre en el conflicto entre taxistas y conductores? ¿Quién se ha leído los programas de los partidos políticos a los que vota? ¿Quién conoce a todos y cada uno de los catalanes como para llamarlos miserables o a los andaluces como para llamarlos vagos?

Pero claro, es mucho más fácil opinar desde la óptica propia, desde nuestros postulados, desde nuestras ideas, nuestras vivencias. Es más cómodo y fácil establecer una relación malo/bueno donde todo lo bueno lo hago yo y todo lo malo los que opinan diferente a mí.

Craso error, la vida tiene demasiados matices como para que todo sea tan simple, tan sencillo. 

Solo nosotros somos capaces de cambiar eso, pero para ello hay que pararse a pensar y reconocernos a nosotros mismos que, quizás, estamos equivocados.

Y eso es una tarea que no todos estamos dispuestos a realizar...