- Sabìa que la amaba porque nunca habìa sentido eso que sentìa ahora.

Sabìa que la amaba porque se ilusionaba al pensar una vida en común con ella.

Sabìa que la amaba porque el hecho de tener hijos con ella le hacìa sentirse feliz.

Sabía que la amaba porque disfrutaba viéndola reìr.

Sabìa que la amaba porque le puso un pañuelo en los ojos cuando la llevò a enseñarle la casa recién comprada donde compartirían su vida.

Sabìa que la amaba porque cuando se quedò embarazada de su primer hijo sientió algo que no habìa sentido jamàs.

Sabìa que la amaba porque cuando ella se ponìa ropa "inapropiada", él la corregìa y la animaba "cortèsmente" a que se pusiera algo màs "decente".

Sabìa que la amaba porque cuando salìan con sus amigos no podìa soportar que otros hombres la mirasen.

Sabìa que la amaba porque el dìa que le pegò el primer tortazo por ser amable con otro hombre, se arrepintiò, se arrepentiò de verdad.

Sabìa que la amaba porque cuando los tortazos se convirtieron en palizas, incluso delante de sus hijos, èl lloraba por las noches lleno de arrepentimiento.

Sabìa que la amaba porque al controlarla fìsica y mentalmente, al hacerle sentir miedo, lo que hacìa en realidad era protegerla.

Sabìa que la amaba porque cuando se iba a trabajar no paraba de pensar en lo que ella pudiera estar haciendo.

Sabìa que la amaba porque, a veces incluso, no podìa evitar escaparse del trabajo y plantarse en casa para comprobar qur todo iba "bien".

Sabìa que la amaba porque su obsesiòn por ella no tenìa lìmites. Sabìa que necesitaba ayuda profesional pero, ¿quièn serìa capaz de ayudarle?

Sabìa que la amaba porque era suya, era su posesiòn, su propiedad.

Sabìa que la amaba porque un dìa decidiò que serìa solo para èl, decidiò que jamàs serìa de otro, decidiò que ella estarìa mejor asì...

Y la mató. No siquiera tuvo fuerzas luego para acabar con su propia vida.

Sabìa que la amaba porque habìa hecho lo mejor para ella.

Suele ser asì, la mezcla de enfermedad, cobardìa y ruindad, da como resultado hombres miserables. Y de eso somos culpables todos, todos nosotros. Culpables de no ser machistas en un mundo donde, a los pilotos de motos, le tapan con su sombrillitas azafatas ligeritas de ropa.

Culpables de ver como la secretarìa de tal o cual programa sale a darle un sobre al presentado con un escote generoso.

Culpables de idolatrar a mujeres por su fìsico antes que por otras virtudes.

Culpables de considerar calzonazos al marido que se queda en casa limpiando mientras que ella es la que trabaja.

Culpables de que Belèn Estèban sea màs famosa que Rigoberta Menchu.

Culpables de idolatrar a futbolistas que se pasean con mujeres floreros.

Culpables de permitir a nuestros hijos ver ciertas cosas en la tele.

Culpables de justificar a ministras e infantas por no enterarse de lo que hacìan sus maridos, los "jrf

Y el dìa que èl decidiò matarla por su "bien", ese dìa se acabò la vida de Marta, de Teresa, de Marìa, de Concha, de Antonia, de...

Y asì, sin màs, se acabaron sus vidas, asì, sin màs, porque las amaban.