- Una de cada cuatro personas en España se siente sola. O sea, trasladado a nùmeros, unos once millones de personas. Muchas, ¿no?

El hombre es un animal social, necesita de los demàs para subsistir. En nàufrago, Tom Hamks tiene que inventarse a un amigo para charlar con èl: Wilson, una pelota.

Las personas mayores de 60 años que viven solas tienen dos veces màs riesgos de morir que aquellos que estàn acompañados. Es decir, la soledad afecta a la salud. Considerando que nuestra poblaciòn envejece ràpidamente, nos encontramos con un problema serio.

Hay diferentes tipos de soledad, desde la persona que no le gusta permanecer en determinado lugar solo, a los que se sienten solos rodeados de personas.

La soledad genera en muchos individuos ansiedad, angustia, miedo. Buscas la compañìa de alguien en todo momento. Ese miedo te hace muchas veces compartir tu vida con personas que no te convienen. No quiero tratar aquì el tema del maltrato, pero he escuchado a alguna mujer decir: "al menos no estoy sola...". Sic.

Aquì enlazarìamos con el tema de la dependencia. Nadie deberìa depender de nadie hasta el punto de anular la personalidad. La dependencia crea vìnculos dependientes; para muchos es un reflejo o un intento de volver a la relaciòn madre-hijo y esto es patològico amèn de destinado al fracaso. Llevemos al tema al campo de la antropologìa e intentemos aportar algo constructivo: ¿por què se siente la gente sola? ¿por què precisamente cuando màs medios de comunicarnos tenemos?

James Clifford dice que el ser humano necesita seguridad, certeza y nada de angustias.

Para muchos antropòlogos, el èxito de los reality shows se debe a que el ahondar en la vida privada de los demàs (los que ves en la pantalla) te genera la sensaciòn de pertenecer a un algo, a formar parte de un "nosotros".

Es como si lo que no pasara por la pantalla, no existiera.

¿Què estamos haciendo mal como sociedad? Entren en una cafeterìa y observen a las personas de una misma mesa ensimismados con sus mòviles y demàs artilugios mientras desayunan......

Observen una comida familiar y presten atenciòn a la distancia existente entre el mòvil y su dueño. Escuchen conversaciones sobre personas que usan pàginas de contacto por tal de no arriesgarse al contacto cara a cara.

Sola, la gente se siente sola, demasiada gente. El concepto de individualidad se impone al de alteridad. Importa màs el yo que el otro.

Aquì es donde deberìamos recordar las palabras de Levi Strauss, el antropòlogo, no el de los pantalones, que decìa que la antropologìa deberìa hacernos mirar hacia otras sociedades a las que hemos despreciado. No, no consiste en vivir como los inuits o como los yoruba, no es eso. Consistirìa en armonizar màs nuestras vidas y relaciones sociales. No consiste en no tener mòvil, tele, internet, no.

Esas sociedades no lo tienen, pero su grado de felicidad supera al nuestro, su grado de soledad es mucho menor, sus consultas al psicòlogo no existen, sus pleitos por desahucios no constan, sus reuniones familiares son autènticas (abstèngase comentarios del tipo: "pues vete a vivir con ellos").

Deprisa, vivimos demasiado deprisa y eso se paga. Lo pagamos todos, incluido el que suscribe.

No podemos, no deberìamos morirnos de sed en medio del rìo. Cuando màs fàcil lo tenemos màs infelices somos.

Once millones, once millones de personas se sienten solas en España. Demoledor.