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Vuelve la Champions League con el campeón bien encarado para encarrilar su presencia en octavos de final si gana esta noche en el Camp Nou al Rubin Kazan ruso. La nula tradición del rival, que hasta esta temporada nunca había participado en competición europea, amenaza con dejar un ambiente frío en la grada, pero para el Barça no alterará en nada la forma de afrontar el partido. Mientras esté Pep Guardiola sentado en el banquillo local el peligro de subestimar a un equipo no ocurrirá. El Rubin, vigente campeón ruso, es bastante mejor de lo que parece, aunque el aficionado culé sabe ya desde hace tiempo que los principales alicientes los tiene en su propio club. Líder en la Liga y en el Grupo F de la Copa de Europa con 4 puntos sobre 6 disputados, el Barça viene de dos partidos discretos; siempre que se compare consigo mismo. Tiene ganas de recuperar las mejores sensaciones, en especial, Leo Messi.
Y eso que el mejor jugador del mundo sabe muy bien que vestido de azulgrana no precisa reivindicarse. Mientras en Argentina le hacen a Diego Maradona la surrealista pregunta de si convocará a Messi para el Mundial y el seleccionador albiceleste, en lugar de ofenderse, contesta que aún "le está esperando", en la afición culé, en cambio, no anida ni la más mínima duda con 'La Pulga'. En el Camp Nou, Messi no necesita reponerse de nada y mucho menos aún alejarse del balón, como se sugiere por ahí. El '10', convenientemente asociado con los Xavi o Iniesta, no tardará en ratificar que es el jugador más decisivo del mundo, a pocas semanas de que el Balón de Oro y el FIFA World Player hagan justicia con su temporada. Lo hará sin 'comerse el coco', solamente disfrutando del puro juego. Si Argentina no se da por enterada, en el Barça hace tiempo que saben lo que tienen en casa y lo disfrutan. Empezando por Guardiola, quien hace unas semanas admitió que jamás había visto un futbolista mejor que Messi.
El aviso histórico del CSKA
La clasificación, además, no permite al Barça frivolizar sobre la trascendencia del partido de hoy: ganar es importante y no hacerlo sería peligroso. Seguro que Guardiola recuerda bien que en 1992, meses después de ganar la Copa de Europa en Wembley, el Barça fue eliminado en el Camp Nou tras caer por 2-3 ante un rival ruso, el CSKA. Con Guardiola se puede perder, pero no por indolencia.
El técnico no puede contar con 'Tití' Henry, que paga los excesos del 'Virus FIFA', y está pendiente de la evolución de Zlatan Ibrahimovic, quien después de no jugar en Valencia, aún tiene líquido en su rodilla derecha. Lo ideal sería que descansara un poco más. Juegue quien juegue, como siempre, este Barça de máximos se exigirá lo habitual: vencer y convencer