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Farrar doma a la bestia

La Vuelta es una permanente búsqueda de héroes. Y algunos, como el francés Moncoutié yel holandés Hoogerland ofrecen continuamente su candidatura. Siempre intentan la escapada, a ser posible juntos. Ayer volvieron a hacerlo, en compañía de David de la Fuente, otro que no para, y Ametz Txurruka. De la Fuente dimitió pronto. El resto siguió buscando durante 120 kilómetros.

Era un día para esprinters como Freire. Pero Óscar está cansado. De la Vuelta y del ciclismo. Por eso amenaza con retirarse el próximo año y por eso espera sólo el permiso de su equipo para marcharse a casa a preparar el Mundial. Lo único que le motiva ya es la posibilidad de retirarse siendo el único tetracampeón del mundo de la historia. “No estoy bien. Será difícil que gane una etapa”, reconoce. Ayer arrancó demasiado pronto y la última recta se le hizo demasiado larga. Llegaba, además, agotado después del esfuerzo que tuvo que hacer en el alto del Campo de San Juan para integrarse en el grupo. La ayuda de Cancellara, de De la Fuente, que colabora con la misma fuerza para escaparse que para cazar, y de su compañero Garate le permitió llegar al pelotón del que ya tiraba el Liquigas para preparar el esprint.

“He pagado el esfuerzo de esos kilómetros que he tenido que hacer para enlazar”, reconocía después Freire. El único premio que le esperaba en la meta eran los besos de su hijo, el mismo que le había despedido en la salida de Murcia mientras Garate le animaba a subirse en la bici de papá.

Freire no tenía fuerzas para disputar el esprint y se vio arrollado por los velocistas que llegaban detrás. Farrar fue el más rápido, pero su victoria no es para ningún hijo. Es para su padre, el doctor Farrar, el hombre que lo animó a montar en bici cuando tenía ocho años. Cada mañana acudía a su consulta en bicicleta hasta que la imprudencia de un conductor lo condenó a vivir en una silla de ruedas. Ahora, Tyler gana para demostrar a su padre que no estaba equivocado cuando lo animaba a pedalear.Y lo hace, además, en el terreno del Columbia. La bestia que domina los esprints sólo pudo colocar cuarto a Greipel.

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