¿Usted si fuera futbolista se iría de juerga con su seleccionador? Quienes conocen bien al venerable Lars Lagerback, que ayer anunció su adiós al cargo de seleccionador sueco, deben estar riendo a carcajadas tras leer determinadas informaciones sobre la "juerga" que se corrieron los internacionales de Suecia tras ganar a Albania por 4-1 pero quedar eliminados del Mundial 2010.

Además, irse de juerga al reservado del Café Ópera, acompañados de sus parejas y gente guapa de la sociedad escandinava, no es el mejor sitio ni manera para celebrarlo a fondo como insinúan que hizo Zlatan Ibrahimovic. La información procede del diario sueco Aftonbladet, medio que se hace eco del encuentro, ofrece detalles del mismo y presenta una serie de fotos de los futbolistas en cuestión.

Buscar a un Ibrahimovic 'cazado' tras el KO de su selección, como pretenden algunos, ya es ver más allá de lo que hay y querer manchar el nombre del delantero sueco del Barça. No hay ninguna instantánea que descubra al azulgrana fuera de la distensión que se asocia a una cita de esta índole. Seguro que nadie como Ibrahimovic sufrió no estar en el Mundial junto a los mejores jugadores del firmamento futbolístico.

 Algunos aficionados del Milán obligaron al delantero brasileño Ronaldinho a abandonar la discoteca en la que se encontraba de fiesta en la capital lombarda, tras recriminarle que estuviera de juerga en lugar de descansar antes de un entrenamiento.
       El diario deportivo italiano "La Gazzetta dello Sport", explicó hoy que los aficionados coincidieron con el delantero y con su compañero de equipo Dida en un local milanés, y que en lugar de pedirles autógrafos les mostraron su descontento por su comportamiento.
       Los dos futbolistas decidieron abandonar el local tras los lamentos de sus seguidores.
       La pasada semana el Milán perdió todos los encuentros que disputó en Estados Unidos en la fase de preparación del campeonato de Liga, entre ellos contra el Inter de Milán, así como en la Audi Cup, contra el Bayern de Munich.
       En junio el primer ministro italiano y propietario del Milán, Silvio Berlusconi, hizo prometer al brasileño sobre una mesa y ante sus compañeros de equipo que de cara a la próxima temporada se iba a comportar como un profesional y le hizo comprometerse para lograr su mejor nivel físico y futbolístico.