- sábado 20 abril 2024
Se sabe cuál es la primera condición para ser presidente del Real Madrid: tener una antigüedad de socio de veinte años y un patrimonio de 80 millones de euros. En los nuevos Estatutos del club, Florentino Pérez se libra de competencia "para evitar que venga un tercero a avalar a otro tío y se quede con el club". Sin embargo, en esos Estatutos no se dice ni palabra acerca de las condiciones que uno necesita para ser entrenador del Madrid. Se supone, claro está, que ha de ser un hombre mayor de 18 años, mejor canoso, en posesión de sus facultades físicas y mentales y, por supuesto, extranjero. A partir de ahí, no importa su capacidad para meterse en líos, ni su vanidad, ni que no conozca una sola estación de Metro de Madrid. En realidad, lo que realmente importa es que sea extranjero, esa es una condición que hipnotiza a Florentino. Al menos en los últimos cinco años, el presidente no ha encontrado a ningún entrenador español valido para el Madrid. ¿No les parece extraño en el país de los campeones del mundo? ¿No existen?
El orden táctico del Rubin Kazan es su gran virtud. Dos líneas de cuatro que se mueven con precisión milimétrica para tapar huecos, un media punta para crear y un delantero centro para rematar. Parece sencillo, un 4-4-2 clásico, muy defensivo, pero muchos son los equipos que buscan un equilibrio similar y no lo encuentran.
Kurban Berdyev, el técnico milagro, sí lo ha conseguido a base de una disciplina obsesiva que le permitió conquistar el campeonato ruso por primera vez en la historia con más solidez que brillo. Primó la fuerza del bloque hasta el punto de que el Rubin Kazan no colocó a ningún jugador en el once ideal de la Liga 2008, facilitado por el diario ruso Sport-Express y repleto de futbolistas de Zenit, Dinamo y CSKA. Tampoco apareció nadie entre los máximos goleadores, pues fue el equipo que mejor repartió los tantos. Y en la actual temporada es líder con los mismos argumentos. Es el colectivo por encima de las individualidades. Un equipo que nunca se descompone.
Por todos estos argumentos sorprendió que el Rubin Kazan comenzara su participación en la Champions League encajando un 3-1 en Kiev, sobre todo porque en el minuto 70 ganaba 0-1. Quizás pagó la novatada porque en el segundo partido frente al Inter (1-1) ya potenció su principal señal de identidad: organización defensiva, inteligencia táctica y fútbol directo para la fantasía del enganche argentino Alejandro Domínguez y el talento del polivalente turco Gokdeniz Karadeniz, habitual interior que seguramente jugará de '9' debido a la ausencia por lesión de Bukharov.
Con Ryzhikov en la portería, en la defensa se compenetran los centrales Navas, ex de Nàstic y Racing, y Sharonov. El lateral derecho se lo disputan Kaleshin y Salukvadze, mientras que la izquierda es del argentino Ansaldi, más defensivo de lo que le gustaría.
En la media, la ausencia por sanción del pivote Sibaya obliga a retrasar al ecuatoriano Noboa. Se pierde llegada, perono potencia. Junto a él, la técnica de Semak, en una segunda juventud. Y en las bandas, la brega de Kasaev y Ryazantsev