El ‘Diagnóstico de las incidencias ocurridas en el sistema eléctrico de Ceuta entre agosto de 2010 y abril de 2011 y del ‘cero’ de agosto de 2011’ que ha elaborado la Asociación de Investigación y Cooperación Industrial de Andalucía (AICIA) bajo la coordinación del catedrático en Ingeniera Eléctrica de la Universidad de Sevilla Antonio Gómez Expósito asegura que, de las quince interrupciones del suministro analizadas en ese periodo, dos de cada tres, un 66%, están directamente relacionadas con un “deficiente” mantenimiento de la red de la Empresa de Alumbrado, especialmente en las líneas 11, 12 y 13 que llegan al Campo Exterior.

La AICIA ha observado “dos tipos de causas” detrás de los apagones en la ciudad autónoma, “estructurales y fortuitas”, según el texto que se someterá el 5 de marzo a examen de la Comisión institucional creada en la Asamblea para analizar los problemas de suministro energético.

“En general una incidencia se origina inicialmente por causas fortuitas pero el efecto sobre el sistema es amplificado por deficiencias estructurales”, advierte el Centro de Innovación y Tecnología (CIT) hispalense, que subraya que si bien “las causas fortuitas no pueden eliminarse del todo en ningún sistema eléctrico, dada su vulnerabilidad intrínseca, sí las estructurales, cuya subsanación evitaría la repetición de incidencias tan graves como algunas de las analizadas”.

“Las causas principales que, en nuestra opinión, están provocando el funcionamiento tan anormal del sistema eléctrico ceutí son cuatro”, concluye el dictamen técnico definitivo emitido, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso Ceutaldia.com, en el que precisa que el origen de 10 de las 15 incidencias analizadas es el “mantenimiento deficiente” o el “envejecimiento u obsolescencia del aislamiento de las instalaciones pertenecientes a las líneas L-11, L-12 y L-13, propiedad de la Empresa de Alumbrado o de particulares”.

La AICIA llega a esta conclusión a tenor de la “elevadísima tasa de fallos en dichas líneas, sobre todo en los tramos aéreos de la línea L-12, difícilmente explicable exclusivamente por efecto de sabotajes intencionados” y porque, según su criterio, “en su estado actual, las instalaciones no soportan como debieran los niveles de aislamiento necesarios en una configuración con neutro aislado”.

La Empresa de Alumbrado ha alegado al informe de la AICIA que parte de la “elevadísima tasa de fallos” que ésta detecta está relacionada con la existencia de “sabotajes intencionados”. Los expertos entienden, sin embargo, que “en todo caso, si como manifiesta el distribuidor los sabotajes son algo frecuente deberían haberse tomado medidas para evitar el impacto en la red, como por ejemplo sustituir, donde fuera posible, los aisladores convencionales de vidrio por aisladores de tipo polimérico, más resistentes a impactos”.

Otras causas principales

Otro 20% de los fallos de suministro analizados se imputa al “mantenimiento deficiente de los relés de protección en la red de distribución propiedad de la Empresa de Alumbrado”. Según la el grupo de investigación de Gómez Expósito, en tres de las 5 incidencias estudiadas “previamente se detectaron relés averiados que se deshabilitaron y no se repusieron inmediatamente, lo cual supuso un despeje no selectivo de faltas”.

La tercera razón de “la deficiente calidad de suministro en Ceuta” es la “descoordinación de los niveles de disparo de las protecciones, tanto de cabecera de línea como de la distribuidora, respecto a las mínimas potencias de cortocircuito actualmente existentes”.

Por último, la cuarta causa principal de los apagones es la “dificultad para garantizar la plena selectividad de las protecciones (tanto en la red de distribución como en cabecera de línea) teniendo en cuenta el número total de escalones de protección y los tiempos de actuación de las protecciones de los generadores actualmente establecidos”.

Circunstancias agravantes

Para la AICIA, el hecho de que la red ceutí constituya una isla eléctrica “aumenta notablemente el riesgo de inestabilidad del sistema generador ante perturbaciones y la necesidad de deslastre de carga, ralentizando también el proceso de reposición”.

Esta es sólo una de las cuatro “circunstancias coadyuvantes o agravantes” que, sumadas a las causas mencionadas, genera los fallos del sistema que padecen los ceutíes. La segunda es la “cierta descoordinación y retrasos en el proceso de reposición” que se observan en algunas incidencias “debido a diversos motivos, como insuficiente reserva rodante, ausencia de técnico en el centro de control del distribuidor, imposibilidad de acceder a las propias instalaciones por parte del distribuidor y descoordinación en la información intercambiada entre los centros de control del generador [ENDESA] y la Empresa de Alumbrado”.

La “ambigüedad” en la asignación de competencias relativas a la supervisión y coordinación de los ajustes de las protecciones del sistema, “motivada en nuestra opinión por ciertas carencias de la normativa vigente”, es otro defecto reseñable, ya que los auditores alertan de que “al menos desde hace 4 años los distintos agentes eran conscientes de la falta de coordinación en las protecciones, pero no se ha realizado ningún avance significativo hasta la fecha”.

Los “disparos intempestivos en la desaladora” también provocan provocan abundantes desequilibrios que atacan la estabilidad del sistema.

El grupo de análisis reconoce que “todo sistema físico artificial, en particular el eléctrico por su especial vulnerabilidad y complejidad, está expuesto a fallos fortuitos cuya completa eliminación sería imposible”, pero también alerta de que Melilla es “el ejemplo más claro” de que en Ceuta no se ha planteado como se debería haber hecho el “diseño, operación y mantenimiento” del sistema “para que tales fallos no se extiendan en el espacio y el tiempo más allá de lo estrictamente necesario”.

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