El número y perfil de la población residente en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta ha cambiado radicalmente durante el último año. Su cifra ha caído a niveles desconocidos desde su construcción, apenas unos 150 acogidos, casi todos magrebíes de origen marroquí o argelino, y un 20% de ellos son jóvenes del país vecino que estaban tutelados por la Ciudad y que han podido acceder a las instalaciones de El Jaral tras cumplir los 18 años atendiendo a su "vulnerabilidad".

Según las fuentes consultadas por Ceutaldia.com, en el CETI ya solamente queda una persona de origen subsahariano.

Hasta ahora el acceso al equipamiento de los súbditos del Reino alauita se condicionaba a que fuesen peticionarios de protección internacional en España, pero ese requisito se ha matizado para dar cabida a los jóvenes que como menores están bajo la tutela de la Ciudad Autónoma y que al cumplir los 18, con todas las restricciones sanitarias impuestas para hacer frente a la pandemia, no pueden cruzar el Estrecho aunque tengan permiso de residencia ni retornar a su país.

La capacidad máxima operativa del CETI de Ceuta se fijó en 512 plazas tras su última ampliación, pero en años como 2017 y 2018 su nivel de ocupación medio anual llegó a 719 y 714 foráneos, respectivamente, el máximo desde 2005, cuando empiezan las estadísticas oficiales proporcionadas por el Gobierno central al senador de Compromís Carles Mulet.

El año pasado esa ratio cayó a 453, un nivel que no se alcanzaba desde 2012 (443). El mínimo histórico se asigna al año 2010, con 394 acogidos de media a lo largo de todo el ejercicio natural.