Hace apenas una semana, una interna de la cárcel de Logroño agredió gravemente una funcionaria. Pero el precio que pagaron una y otra fue muy desigual. La funcionaria agredida perdió dos piezas dentales; la interna recibirá una sanción administrativa, una multa que no pagará. Hechos que se vienen repitiendo en el mapa carcelario español sin que Instituciones Penitenciarias atienda las reivindicaciones de los funcionarios de prisiones.

Este martes, los representantes sindicales del Centro Penitenciario de Ceuta, al igual que sus compañeros de toda España, se han concentrado ante la Delegación de Gobierno para solidarizarse con su compañera de Logroño y reclamar una vez más medidas para acabar con esta situación de precariedad y riesgo para su integridad física. “En las últimas semanas la situación está siendo especialmente dura para las prisiones españolas, con una sucesión de incidentes de extrema gravedad parecen tener un mismo nexo: la dejadez de los gestores y la falta de respeto a los profesionales del diario se quienes no se les tienen cuenta a la hora de tomar ciertas decisiones (…) Ha llegado le momento de decir basta ya, es hora de tener una legislación que considere al funcionario de prisiones una autoridad y que estas agresiones sean consideradas atentado contra la autoridad y no se salden con sanciones administrativas”.

“En Ceuta tenemos altercados bastante a menudo con presos peligrosos, no han llegado a trascender como la agresión de la compañera de Logroño — explica José María Tapia, de CSIF— a la que le han saltado dos dientes;  pero también hace una semana a un jefe de servicio le cortaron el cuello y a punto estuvo de llegar a la yugular; y en Algeciras también ha habido un apuñalamiento. Semanalmente hay agresiones graves, pero constantemente tenemos altercados y el problema es como no estamos considerados agentes de la autoridad, al interno que es agresivo se le sancione por ejemplo 30 euros por agredir a un funcionario, pero son insolventes, prácticamente les sale gratis”

Un problema que, además, pone en evidencia otras graves carencias: “El personal está bajo mínimos”. Y, por si eso no fuera suficiente, la cárcel, pese a su tamaño  condición, no esta considerada como una entro 1.1 y, por tanto, “la RPT es la misma que en la prisión vieja”. “No s pueden abrir módulos, estamos bajo mínimos, para l aprisiono que s esa hecho necesitaríamos por lo menos otros 200 funcionarios más”.