La (temida) grúa municipal: esa gran enemiga del ciudadano de a pie; esa que provoca sudores fríos y angustiosas pesadillas; esa que, con solo dejar entrever su gancho, pone los pelos de punta hasta a los conductores más experimentados.

Hace escasamente un año, este digital lanzó a los cuatro vientos una pregunta que, por su sola naturaleza, se aproximaba más a la retórica que a la práctica: ¿es necesario, hoy por hoy, disponer de este servicio? Con total seguridad, si uno sale a la calle y comienza a interrogar al azar a unos y a otros, la respuesta mayoritaria será un 'no' como una catedral; es comprensible. Igual de probable es que aquellos cuyo coche ha sido alguna vez 'presa' de AMGEVICESA suelten, incluso, algún que otro improperio derivado de la frustración o el enfado; aún más comprensible.

A las ya de por sí molestas (aunque, en muchos casos, entendibles) retiradas, hay que sumar las elevadas tasas que las mismas suelen llevar aparejadas. En Ceuta, el coste del servicio tocó techo en 2022: según los datos que maneja la Organización de Consumidores y Usuarios, la tarifa 'estándar' ascendía, entonces, a la friolera de 91,03 euros; una auténtica afrenta para el bolsillo medio.

La cifra, sobrecogedora de por sí, estremece aún más si se compara con lo que pagaban el pasado curso quienes residen en nuestra ciudad hermana: 50,88 euros. La diferencia entre las sumas de ambos municipios resulta, en términos porcentuales, en casi cien puntos. Casi nada.

Cabe mencionar que las métricas de las que dispone la OCU no están actualizadas. El dato más reciente que arroja la web oficial de AMGEVIESA (fechado en enero de 2023) sitúa el importe de la retirada de un vehículo de más de 1.000 kilogramos de masa en 96,24 euros, lo que se traduce en una subida de casi un 6% con respecto a hace 365 días.

A efectos prácticos, el servicio que prestan las grúas de Ceuta y Melilla es exactamente el mismo. ¿A cuenta de qué, entonces, tan descomunal disparidad? La OCU lo tiene claro: la circunstancia denota "un claro afán recaudatorio". Las paradas y los estacionamientos irregulares constituyen una de las infracciones urbanas más recurrentes entre los españoles. Las mismas supusieron, en 2022, el 8,4% del total de las multas que se pusieron a lo largo y ancho de la geografía nacional.

En España, cada ayuntamiento establece dentro de sus fronteras el tarifario que considera oportuno. Para la OCU, "resulta evidente que muchos de ellos encuentran en la tasa de retirada y el depósito de vehículos una vía fácil de aumentar la recaudación". A este respecto, desde la entidad, tienen claro que las autoridades municipales "convierten el abono de este servicio en una especie de sanción encubierta".

Lo peor de todo es que, aunque de manera silenciosa, los precios no han hecho más que subir a lo largo de la última década (y no precisamente por culpa de esa inflación que parece servir de pretexto para todo). Si la OCU está en lo cierto, parece evidente que las tasas no solo no se congelarán, sino que continuarán subiendo más y más.