La Operación Paso del Estrecho está cerca de encarar la última de sus etapas, aquella que supondrá el «punto final» de los desplazamientos en masa. Este último ha sido, más bien, un fin de semana «de transición»; un punto intermedio entre la fase de salida y la de retorno. Las cifras de movilidad registradas desde el viernes así parecen indicarlo.

Cada vez son menos los viajeros que se dirigen a Marruecos y más los que hacen lo propio en dirección al continente europeo. El embolsamiento de Loma Colmenar da buena cuenta de ello: la explanada lleva días presentándose prácticamente vacía. También, por extensión, sus aledaños y la nacional 352.

La quietud que reina en nuestra ciudad contrasta sobremanera con la situación de nuestro país vecino, donde la estampa ha sido bien distinta desde primera hora del viernes. Allí, al otro lado de la divisoria, las autoridades han tenido que hacer frente a centenares de vehículos que, agolpados, aguardaban pacientemente su turno para cruzar a Ceuta.

A pesar de que se esperaba que dicha coyuntura afectara a la zona portuaria, lo cierto es que no ha sido así en absoluto. El número de automóviles que han hecho acto de presencia en los embarques se ha movido dentro de niveles normales. Por consiguiente, no se han presentado demoras al momento de acceder a los ferrys (no, al menos, a gran escala).

Y es que, según las previsiones, se espera que sea a finales del presente mes de agosto cuando, como siempre, se produzcan los últimos y más masivos desplazamientos. Será entonces cuando el volumen de viajeros crezca exponencialmente y los encargados del operativo hayan de poner todo de su parte para el correcto devenir de una fase de retorno que se prevé «intensa». La Autoridad Portuaria ha anunciado que estudia reforzar su plantilla con vistas, precisamente, a esto último.