UNIDAD DE SEPARACIÓN

Antonio López, el único del 'caso Emvicesa' en el 'Módulo de Respeto' de Los Rosales

Antonio López, el único del 'caso Emvicesa' en el 'Módulo de Respeto' de Los Rosales
lopez detenido policia
López, entrando en la Jefatura Superior de la Policía.

Hace dieciséis años, en el Centro Penitenciario leonés de Mansilla de las Mulas (León), se creó el primer 'Módulo de Respeto' en una prisión española. En la actualidad están implantados en todos los establecimientos de España como unidades de separación interior. La vieja cárcel de Los Rosales lo incorporó cuando suprimió el anterior 'Módulo de Menores', al que iban los presos con entre 18 y 21 años.

Antonio López es el único de los cuatro encarcelados durante los últimos días por el ‘caso Emvicesa’, todos ellos “internos primarios”, que ha entrado en ese ‘Módulo de Respeto’. Los otros tres arrestados para los que la juez decretó entrada en la cárcel han sido adscritos al ‘Módulo normal’, según han decidido los responsables del área de Tratamiento del centro de Los Rosales.

En la penitenciaría de Ceuta, que actualmente acoge a unos 200 internos, en todos los casos en celdas compartidas, existen módulos de respeto (con 20 acogidos), normal, cerrado (aislamiento) y de destinos, reservado para los presos con trabajos remunerados.

La finalidad de los Módulos de Respeto es “lograr un clima de convivencia y máximo respeto entre los residentes del módulo”. Según el Ministerio del Interior, en ellos el interno “deja de vivenciar el módulo y sus normas como ‘algo impuesto’ para considerarlo como ‘algo propio”. El factor fundamental es “la participación del interno en la vida, las tareas y las decisiones del módulo a través de grupos de trabajo y comisiones de internos”.

La inclusión, previa solicitud, es voluntaria y lleva implícita la aceptación por escrito de las normas del departamento, que regulan el área personal (lo referente a higiene, aspecto, vestuario y cuidado de celda), el de cuidado del entorno (con tareas relativas a la utilización y mantenimiento de los espacios comunes), el de relaciones interpersonales (que incluye todas las interacciones del sujeto con otros internos, funcionarios, terapeutas y personal del exterior) y el de actividades, que incumbe la programación de actividades de cada preso sobre un Programa Individual de Tratamiento independientemente de las tareas de módulo que le corresponda a su grupo.

Según las fuentes consultadas por Ceutaldia.com, los internos incluidos en el ‘Módulo de Respeto’ cuentan incluso con un responsable encargado de repartir trabajos, solucionar “los problemas que puedan surgir” y “orientar” a los recién llegados. El grupo desarrolla su vida cotidiana de forma separada del resto de presos, aunque en la vetusta prisión de Los Rosales la separación, por su propia configuración estructural, no es absoluta y se producen coincidencias en las sesiones de comunicaciones, por ejemplo.

Las posibilidades de esparcimiento de los presos van poco más allá de la televisión existente en el comedor y algunos juegos de mesa, aunque la cárcel, además de rebajar el nivel de hacinamiento que en tiempos pasados llegó a ser insoportable (“hasta 4 ó 5 presos por celda”), ha aumentado “notablemente” las posibilidades que oferta para seguir cursos formativos de muy diversa índole. Todos los internos de ‘Respeto’ deben contribuir al mantenimiento y cuidado de los espacios físicos y al desarrollo de las actividades diarias que allí se realizan. Para este fin se organizan grupos fijos encargados cada uno de ellos de una zona del módulo (la sala, el comedor, la galería, el patio, los cristales...).

En los Módulos de Respeto existen diferentes comisiones de internos que cumplen tres objetivos: posibilitar la participación en la organización del módulo, implicar y responsabilizar en la realización de las tareas y fomentar el diálogo y la negociación. No obstante, “no son sistemas de autogestión, ni permiten la asunción de responsabilidades directivas ni de estructuración por parte de los internos”. La última palabra la tienen “siempre” los profesionales y por ello es necesaria su implicación “constante”.

Antonio López, el único del 'caso Emvicesa' en el 'Módulo de Respeto' de Los Rosales


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