Argentina siempre ha sido conocida por su exquisita carne, sus vistosos tangos y su gran fútbol; desde hoy, lo será también por su buena fotografía. Ojo: no por la belleza de sus bucólicos parajes naturales; tampoco por el indiscutible encanto de sus entornos urbanos; más bien, por el buen hacer de sus propios fotógrafos.

Miradas lleva largo tiempo deleitando la vista al ceutí de a pie con sus constantes exposiciones; pocas (muy pocas) excepciones han roto esa dinámica a lo largo de su corta historia. A falta de saber cuál será su saldo final en lo que a acogida se refiere, nada hace presagiar que la de este 9 de octubre de 2023 vaya a pasar a formar parte de ese reducido grupo de anomalías. La entidad que congrega a los retratistas más destacados de nuestra salada tierra ha inaugurado este mismo lunes una muestra cuya sola singularidad hará las delicias de los más devotos del vasto mundo de las cámaras réflex. Su nombre: 'Argentratos'.

La exhibición en cuestión ha encontrado acomodo en la Sala FIAP del Teatro Auditorio del Revellín. Las imágenes allí expuestas -cuarenta y dos en total- llevan la firma de una dilatada cuadrilla de fotógrafos originarios del país de Diego Armando. Dada la lejanía entre el viejo y el nuevo continente, esta vez, las ilustraciones no han viajado por paquetería, sino que han sido directamente imprimidas y reveladas en suelo caballa, por lo que -en palabras de Jesús Valle- "se puede decir abiertamente que la galería pertenece a Miradas".

En la línea de lo visto en las exhibiciones inmediatamente anteriores, el retrato vuelve a cobrar especial relevancia. La presencia de hasta treinta y cuatro de ellos confiere a esta demostración la mayor proporción de entre todas las registradas a lo largo de los últimos meses: tres por cada cuatro. Lo que sigue sin haber, no en balde, es una temática definida. "Cada socio ha presentado las imágenes que ha creído conveniente", revelaba Valle. Por haber, hay fotos de todos los colores (nunca mejor dicho). Cabe reseñar que, dentro de esa especie de totum revolutum, hay "varios premios nacionales y algún que otro internacional". Casi nada.

Como en toda muestra que se precie, la mayoría de las láminas que componen la que hoy nos ocupa encuentran en el juego de luces no solo un denominador común, sino buena parte de su razón de ser. Lamentablemente, los reflejos de la sala hacen que las capturas que estás viendo no luzcan de la mejor manera, obstáculo del todo insalvable salvo que decidas pasarte por el lugar personalmente. Créenos: merece la pena.

Si eres un apasionado de la fotografía, la visita es obligada. Si simplemente te pica la curiosidad, también. Sean cuales sean tus intenciones, el que escribe estas líneas te recomienda encarecidamente que te dejes caer por el Revellín para darle a tus ojos el gustazo de contemplar con detenimiento cada uno de los cuadros que Miradas ha tenido a bien exponer para nuestro deleite. Que no se te pase: tienes hasta el 23 de octubre.