Carreira escribe “un canto al trabajo de prisiones” desde uno de “los momentos más tristes” de la democracia
Carreira ha presentado este martes en la Biblioteca Adolfo Suárez su novela 'La Fuga de Martutene' que arranca del hecho histórico, "uno de los más tristes" de la jóven democracia española, la fuga de dos etarras de la prisión donostiarra en la que él trabajó durante 5 años.

El niño de Cuéntame, Pablo Rivero, ha tenido a la fuerza que preguntarse quien había antes que él este martes, 30 de mayo, en la sala de usos múltiples de la Biblioteca del Estado Adolfo Suárez. Emilio Carreira la ha llenado a reventar para presentar ‘La Fuga de Martutene’ su tercera incursión en la literatura (¨La Confesión’ y ‘Una Mujer Maltratada’, antes).

Con el aforo hasta los topes, Carreira ha repasado sus motivaciones para este libro y para sus otras historias en general.

Así ha justificado su nuevo trabajo como “un canto al trabajo de los funcionarios de prisiones”. Buena parte de sus compañeros de Mendizábal estaban presentes en la presentación, tantos que le ha dado para bromear con el director “espero no tener que escribir La Fuga de Mendizábal”.

Y ese canto a los funcionarios de prisiones parte de un hecho histórico real, “uno de los momentos más tristes, crónica negra” de la joven democracia española: la fuga de Martutene (como se titula el libro) de dos presos de ETA político militar el día de San Fermín, 7 de julio, de 1985. El libro lo ilustra la portada del diario Egin del 8 de julio de aquel año con la foto de los dos fugados, Pikabea y Sarrionaindia. Uno de los sonriente, “el otro no tanto’, en una fotografía tomada ya en Francia a las dos horas de fugarse del penal donostiarra. “Hay un tío cachondeándose del Estado Español”, ha resumido esa portada Carreira.

“Como funcionario creo que había que hacer una reivindicación del trabajo de mis compañeros, que sin formación suficiente tuvieron que gestionar una decisión del Gobierno (seguro acertada, era una situación muy difícil, no la cuestiono), pero quien tenía que ejecutar esas decisiones son los funcionarios con las mismas herramientas y la misma escasez de personal que tenían antes, cuando llegan dos presos de ETA militar a la prisión. En otras cárceles sí había protocolos de seguridad y de actuación. Nuestra institución ha colaborado no con el Gobierno, sino con la sociedad”, ha repasado Carreira.

Y es que hasta entonces en Martutene lo que abundaba eran presos comunes en la época en la que la heroína hacía estragos en la juventud. Personas enganchadas a la droga que acaban cometiendo pequeños delitos que “hacían que Martutene fuera su segunda casa”, ha recordado Carreira que tuvo en la prisión vasca su primer destino como funcionario y donde permaneció 5 años. Todo eso cambió cuando el Gobierno decidió comenzar a enviar presos de la rama político militar de ETA, más convencidos de la reinserción y del camino político. Y más aún cuando llegaron dos presos de la rama militar.

Motivación para contar

Carreira ha explicado que su “obsesión” para escribir es una, “tratar de desentrañar la capdidad del ser humano para afrontar situaciones no esperadas. Eso me resulta apasionante. Siempre hay que buscar una excusa, en este caso la fuga de dos presos de la prisión de Martutene. Pero eso es lo que yo escribo, sobre la capacidad del ser humano para sortear situaciones imprevistas y superarlas y la capacidad para encontrar respuestas a preguntas que no la tienen”, ha explicado.

Así ha confesado que aunque la novela arranca de un hecho histórico el resto es ficción, las conversaciones, los sentimientos de los protagonistas, todo sale de su imaginación, “aunque sí es verdad que la novela está muy bien documentada y podrían haber sucedido así las cosas perfectamente”.

Esa buena documentación es en parte a que nunca ha perdido el contacto con sus compañeros de San Sebastián ni con periodistas y otros profesionales que trabajaban entonces allí. “Sigo yendo a San Sebastián cada vez que puedo”, ha reconocido. Por eso no le ha sido difícil documentarse a pesar del poco tiempo en el que ha escrito la novela.

Se lanzó a rematarla en 15-20 días, los que quedaban de plazo para presentarla al concurso Ciudad de Ceuta de novela que había convocado la Editorial Avant.

Como curiosidad añadida, esa portada de Egin que ilustra el día, la del 8 de julio de 1985, la tenía guardada en sus archivos el propio Carreira, aunque nunca pensó que acabaría sirviendo para ilustrar una novela.

Carreira ha invitado a leer la novela para conocer por ejemplo, qué relación tenían en la prisión los presos de ETA de la parte política con los de la parte militar, pero no ha dudado en dar pistas, y en “desmitificar el relato que algunos quieren hacer de que los terroristas son luchadores por la libertad”. Para él “cualquier preso común de los que tenían adicciones tenía más calidad humana que la mayoría de los terroristas. Eran auténticos analfabetos sacados de un monte con el cerebro lavado. Unos brutos”, ha explicado.

Carreira escribe “un canto al trabajo de prisiones” desde uno de “los momentos más tristes” de la democracia


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